Thursday, February 25, 2010

Rompiéndome el record

Dorotea trabajaba en una tienda de revelado de fotos en Pucallpa. Me hice cuate de ella porque siempre iba a revelar mis fotos ahí. En la tienda, que quedaba muy cerca de la plaza de armas, trabajaba Dorotea y su amiga Priscilla. Las dos vestían uniformes de color café con vivos azules. La tienda siempre estaba fría por el aire acondicionado, afuera había un calor de la patada.

Siempre iba con Manuel, normalmente aprovechaba cuando iba a Pucallpa a comprar provisiones y me tomaba el día y me iba con el. Siempre parábamos a tomar un caldo de gallina y después un jugo de maracuyá, en plena carretera, en unas casuchas que solo los locales como Manuel, sabían de los mejores secretos guardados y ajenos a forasteros como yo. Dorotea y Priscilla eran charapas. Dorotea más que Priscila. Era alta y de curvas muy bien definidas, cabello lacio negro hasta la mitad de la espalda y siempre lo llevaba recogido con una trenza. Adornaba su cabello con una flor natural. Sus ojos eran negros y sus labios carnosos. A pesar de ser charapa no tenía la piel canela, más bien era paliducha. Priscilla, era mi favorita, ella también era charapa pero era werita, su cabello era castaño y lacio, hasta los hombros y era simpática. No era fea, ni tampoco una belleza. Era sexy y era más alegre y abierta que Dorotea. Tenía las tetas de tamaño normal, ni muy grandes, ni muy pequeñas. Dorotea en cambio las tenía bastante grandecitas. Hubiera ligado con Priscilla de no haber sido porque tenía enamorado formal. Un wei de Pucallpa también, de ascendencia japonesa que estaba en ese momento viviendo en Japón. Regresaría por Priscilla y seguro se irían allá. Ese era su plan.

--- Oye Manuel, antes de irnos de regreso, sabes de algún lugar donde revelen fotos? He tomado muchas desde que llegué y no quiero que se echen a perder los rollos por tanta humedad y calor --- Que años. Las camaras digitales apenas nacían y eran unas madresotas. De hecho teníamos una donde trabajámos, pero yo tenía mi cámara de 35mm, la llevaba a todos lados, de esas cámaras que cuando te tomaban una foto y abrías el hocico o cerrabas el ojo, ya se jodía la picture --- Si puej Panta, claro, ahoritita mijmo te llevo, como dicen loj pinchej... – bueno... nadamás no se te olvide... – claro que no Panta – por cierto, antes de irnos pasamos a esos pollos que me llevaste la vez pasada no? – Panta, iba a parar de todoj modoj ahí pe, antej de irnoj ---

Como vivía lejos de la civilización, siempre me gustaba ir a Pucallpa después de que lo catalogué como un pueblo pinche y no un pinche pueblo la primera vez que llegué ahí. Y es que no solo el caldo de gallina y el agua de maracuyá del camino eran motivos suficientes para emprender ese viaje tortuoso de tres horas en camino de terracería, que me jodía todos los huesos, en Pucallpa había vida, había unas cinco estaciones de radio y lo mejor, había muchas charapas. Todas ellas con sandalias, shorts, faldas cortas, camisitas pegaditas y es que el calor hacía que vistieran así y también lo putonas que eran, ya que las charapas de eso tenían fama.

El lugar del revelado de fotos parecía un lugar detenido en el tiempo. Aún más antiguo que la propia Pucallpa, aún más incivilizado. Lo único que hacía recordar que estábamos en el siglo veinte, era el aire acondicionado y la máquina de revelar fotos. --- Buenaj, ujtedej revelan fotoj urgentej pe? – si claro --- Contestó Priscilla sacada de onda ante semejante pregunta de Manuel --- cuánto tarda? pe– unas tres horas pe? – tres horas? – no podrá hacerlaj máj rapidito que trej horaj? Ej que usted verá pe señorita... como se llama? --- Manuel era un maestro seductor, tenía el don de la labia, la palabra, era feo el cabrón pero caían redonditas ante este pseudo Neruda --- Priscilla – Prijcilla? ... a que bonito nombre? Fijese que aquí mi amigo Panta, aquí ejte joven tan serio, ha venido dejde muy lejoj porque le dijeron verdad pe... que en ejte lugar hacían reveladoj usgentej – de donde viene? – soy de México ... pero no hay problema... puedo volver otro día – bueno... eso me parece mejor... así sirve que noj vamoj los cuatro a tomar una agüita de maracuyá la proxima vej que noj encontremoj --- Priscilla sonreía, Dorotea se ponía roja de la cara, Yo no sabía donde meterme --- No le haga caso... es que casi nunca lo saco y cuando lo traigo a Pucallpa se pone así --- Le dije a Priscilla. Priscilla sonreía, Dorotea callada me miraba --- Y ujted como se llama señorita? – Joder Manuel, no te pases... dejala en paz... por cierto, aquí donde ven al poeta es casado y con muchos hijos ehh... – por favor Panta, no me arruinej la fiejta ----

Como siempre iba a ese lugar a revelar fotos, eventualmente me fui haciendo cliente consentido de la tienda, y amigo de Priscilla y Dorotea. Incluso, algunas veces que me llegue a quedar en Pucallpa procedente de otro lugar de Perú, salíamos a tomar algo. Priscilla te daba entrada pero cuando estabas cerquitita, se cortaba y te decía que tenía enamorado y que estaba en Japón y todo ese cuento. Total, no me quedaba otra que tratar de ligarme a Dorotea, aunque no era mi favorita, pero sus tetas justificaban mi cacería.

Dorotea era seria, era muy cachondona y muy inexperta a la vez. Desgraciadamente, después de un rato de cortejarla, Priscilla empezó a meterle ideas en la cabeza, como por ejemplo que seguro tenía alguna novia y varias enamoradas en el pueblo y a los lugares donde iba. Cosa que era verdad pero tenía que negar a Dorotea. --- No para nada... como crees? Priscilla seguro tu novio el japo te ha puesto el cuerno y crees que soy igual que el – Dorotea despierta, este te los está poniendo pe, sino, porque no te invita a donde vive? – si es verdad? Porque no nos invitas? --- Pinche Priscilla, de hecho una vez fueron y me cayeron en el pueblo, fuímos a nadar al Velo de la Novia, bueno fueron más bien ellas, ese día no me metí al agua por dos pretextos, el primero que no sabía nadar y el segundo que me recuperaba de una gripe muy fuerte. No me metí al agua, no me quité la ropa y la neta fue porque la noche anterior, o más bien dicho las noches anteriores me había estado tirando a Isidora y tenía la costumbre de dejar chupetones y recuerdo que Isidora hacía eso porque también sabía que me acostaba con otras y quería que Alana se enojara. --- a ver porque no te quitas la camiseta? – porque te digo que acabo de salir de una gripe pe un catarro pe – si como no!, ya ves Dorotea, este te los pone y te jura amor cuando te va a ver en Pucallpa – ash ya Priscilla, déjalo en paz --- Afortunadamente Dorotea era una inocente.

A pesar de todo, siempre trataba de quedarme solo con Priscilla, una vez en Pucallpa, fuímos a un antro y Dorotea fue al baño. Priscilla me la cantó --- Oye Panta, te gusto o que? – por? Porque tu pregunta? – bueno, no sé, me da la impresión, no sé, te recuerdo que tengo enamorado – si pero está en Japón no? – ayyy... entonces si te gusto? ... le voy a decir a Dorotea – yo no he dicho que me gustas – entonces? – entonces nada... a mi se me hace que tu nadamás eres calienta calzones? – perdón pe? No se que es eso? – olvídado – no ahora me dices pe --- Y siempre nos poníamos a discutir de cualquier pendejadita. Había tensión en el aire, pero mientras estuviera Dorotea, tenía que portarme bien, porque como dicen por ahí, “más vale pájaro en mano, que cien volado”. Y por eso seguí cortejando a Dorotea, que solo me dejaba fajarla y no me dejaba meterle mano o que le tocara las tetas.

Hasta ese día, que estábamos frente a Yarinacocha, en la noche, el sábado que había rentado en el Hotel de la Selva, tenía planes de cogermela, pero todo se estaba dando en el coche. Habíamos salido con Priscilla de antro, la fuímos a dejar a su casa y Dorotea me dijo que fuéramos a dar la vuelta. Cuando en Perú una nena te dice vamos a dar la vuelta, es exactamente lo mismo cuando en el Reino Unido una nena te dice que si quieres pasar para tomar un café.

Había luna llena, una neblina que se elevaba sobre la laguna, los cristales empañados, los asientos de la Toyota reclinados, la radio en cualquier estación menos Panamericana, metiendole mano por debajo de su falda, cuando hacía lo mismo con sus pechos me bajaba la mano. Ay como que caga eso. No era virgen. Me había dicho que había tenido un enamorado, también ingeniero que vino y se fue, así como yo, que seguro la dejaría y solo quería comermela. Ay como jodía con eso, que acaso debía de matrimoniarme para follar con alguien? Pues yo ahí a gusto, en la troca, ya descarado con la mano cuando se oyen los toquidos en la ventanilla y las lámparas alumbrando, eran unos policias, sería una de las veces que enfrentaría a la ley en Perú.


--- Seguro no quieres venir? – no en serio! – pero está padre el hotel en serio! . seguro que es muy bonito pe, pero creo que a uno de los policias,lo conozco, creo es conocido de un vecino pe, no se si le vaya a decir a mi mamá --- Me cago en la puta, esos pinches policías le habían cortado la inspiración. Y yo estaba re pinche jarioso. Llevé a Dorotea a su casa --- No te enojas verdad pe? – No para nada --- Sonreía, no estaba enojado, estaba encabronado, pinche pérdida de tiempo. Le sonreía. Que bueno que no podía saber lo que pensaba. --- Otro día, te lo prometo – claro... no te preocupes---

La dejé afuera de su casa, estaba caliente, hacía un chingo de calor, en el pueblo había vida. Me iba a ir a algún bar, pero eran las dos de la mañana, me dio hueva, ni modo, mi plan no funcionó. Llegué a mi cuarto, me di una ducha de agua fría, me hice una chaira y me dormí.

Al otro día, domingo, aún seguía caliente, y es que el calor no ayudaba. Desayuné y salí temprano. Ya ni fui a ver a Dorotea. Que hueva. Agarré mis chivas e hice el check-out. Esta vez, quería romper el record de Manuel en la carretera, el hacía tres horas hasta el pueblo, normalmente se hacía en cuatro, pero Manuel era un pilotazo. A las afueras del pueblo, miré mi reloj y pisé el acelerador, hasta el fondo. El cielo era azul, sin nubes, el calor era insoportable, llevaba el aire acondicionado en la troca, como era la época de pocas lluvias, se veía que no había llovido en varios días porque los coches levantaban polvareda, y es que así era todo el trayecto, la carretera era de terracería. El trayecto se podía dividir en dos, una parte casi recta, de selva baja, sin muchas curvas, en esta parte se llegaban a medio escuchar las estaciones de Pucallpa, es aquí donde se oían por última vez. Tres horas más tarde se podía escuchar solo una estación de música tropical, Panamericana radio. En esta parte del trayecto es donde se encontraba el lugar donde vendían aguas al tiempo. Yo paraba y me tomaba mi jugo de maracuyá. También en esta parte fue donde una vez atropellé a una gallina.

La otra parte del trayecto era la de hueva, la selva alta comenzaba, curvas, un chingo de barrancos, lodazales, había retenes militares, aquí era la parte de los accidentes, de los asaltos y de la guerrilla activa. Aquí también era donde se degustaba el caldo de gallina, aunque cabe mencionar que solo se disfrutaba por las mañanas, solo mataban una o dos gallinas y el caldo se acababa a las siete de la mañana. Después de esa hora era un milagro encontrar alguna presa, ni siquiera las patas del pollo.

Como no había radio, me empecé a aburrir. Iba manejando en chinga por la parte de selva alta, mi tiempo era bueno, quizás rompería el record de Manuel, jajaja, estaba pensando en llegar y decirle "lo hice en menos de tres horas, peruano chorero". Que por cierto, cada vez que le decía a alguien chorero o chorera se me ofendían, porque ser choredo es ser ratero en el gran Perú. En fin, había una curva a la distancia. Hacia la izquierda. Un camión va delante de mi, de carga, es muy lento, pero así de lento y la pinche polvareda que hacía. Cuando alguien hacía polvo, prácticamente era como manejar en la niebla, no se veía nada. Pues manejo en chinga, hay polvo, el sol me da en la cara, decido rebasar al camión en la curva por la izquierda. Quén va a venir del otro lado? Cuál es la probabilidad? En este lugar alejado del mundo, olvidado de todos. Acelero, no se ve ni madres, voy en chinga. Del lado izquierdo hay un barranco. Veo unas luces encendidas. Ay cabrón. Doy un volantazo a la derecha. La troca como que se ladea, se va en otra dirección, la parte de atrás da una vuelta, empiezo a rotar. Las luces que venían, pasan rozando literalmente. Creo que rocé un espejo. Se oyó algo. Freno. Hay polvo, no se ve nada. Se ven unas luces rojas. El trailer que iba delante de mi y ahora está atrás, está parado y tocando el claxón. Se escucha una voz --- Carajoo... conchaaa tu maaa --- Era un servicio de taxi colectivo, seguro venía de algún pueblo. Iba lleno. Los taxis funcionaban hasta que se llenara el coche, o a menos que uno decidiera pagar la tarifa de todos los asientos. Así hice una vez que viajé a Huánuco. El taxi no salía y le dije al taxista, vámonos, yo pago todo el taxi. --- Conchaa tu maa peee... aprende a conducir --- bajo la ventanilla, veo al chofer encabronado, el camión de carga emputado tocado su corneta sin albur, --- chinga tu madre güei --- El taxista se sacó de onda. Que chingue que? Seguro no entendió. La che, es muy mexicana como el chingar. Arranco la troca, seguía escuchando chasumas, doy la vuelta y acelero, no pasó nada, solo el susto, tenía que apurarme si quería romper el record de Manuel. Esa vez casi rompo el record, tres horas y quince minutos. Si no hubiera pasado el incidente del taxista, lo hubiera hecho en menos de tres.

Wednesday, February 17, 2010

El País semanal

Como todas las semanas, el pasado domingo fuí con mi voceador favorito a comprar El País semanal. Y es que era ferviente lector de The Guardian, pero su poca cobertura internacional y su pseudoizquierda-ambientalista-progresista-neoconservadora hicieron que buscara otras alternativas.

Entro a la tienda, que además de periódicos venden revistas, dulces,chicles, artículos de primera necesidad como alcohol y otras chingaderitas. Busco El País semanal, lo cojo y se lo doy al tío del mostrador

Tío del mostrador: Good morning Sir, how you doing today?
Panta: Good morning, fine and you?
Tío del mostrador: fine thanks… mmm how much is it on Sundays?
Panta: mmm let me check

Cojo el periódico y empiezo a leer en la parte de atrás, la lista de países con sus respectivos precios, la letra es chiquititita. Y es que la neta, siempre se me olvida cuanto cuesta, puesto que la edición normal es más bara bara de remate, mientras la edición dominical es un poco más cara porque trae mucho papel.

Panta: it´s two fifty today

Le doy una moneda de 1 libra, 1 de 50 pi, y todo lo demas fue morralla, entre moneditas de 5 pi y las color cobre

Tío del mostrador: thank you… do you want a bag?
Panta: No, thanks
Tío del mostrador: there you are Sir... are you Spanish Sir?
Panta: No, I am from Mexico
Tío del mostrador: México?

El tío del mostrador pone cara de what

Tío del mostrador: but... is this a Mexican newspaper then?
Panta: no, this is a Spanish paper, I can speak Spanish
Tío del mostrador: so you speak spanish and mexican?
Panta: no, we speak Spanish in Mexico
Tío del mostrador: but… is Mexico in America?
Panta: that´s right... just next to the States… not the same country though
Tío del mostrador: ohh yeah… but is not English your official language?
Panta: no, it´s Spanish
Tío del mostrador: well… I didn´t know that Sir, thank you for telling me, I like to learn new things
Panta: no problem, any time
Tío del mostrador: thanks Sir, have a good day
Panta: likewise, bye

Salí de la tienda.

Tuesday, February 16, 2010

Teleconferencia





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Monday, February 15, 2010

Thursday, February 11, 2010

Corbata 110210





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Tuesday, February 09, 2010

Specsvolution



Nota 1: La foto muestra la evolución de los últimos cinco años. Mi más reciente adquisición son los de hasta atrás, o los de arriba o los terceros empezando de abajo, depende como se quiera ver.

Nota 2: La otra parte de la collección se encuentra en alguna caja polvorienta en la Gran Tenochtitlán. Los primeros modelos eran redondos a la Lennon, y se han ido ovalando hasta llegar al progresismo actual. La colleción data desde los diecisiete, es que leo mucho.

Nota 3: Estoy pensando seriamente en dejar mis contactos (ya me cansé de ellos) y usar permanentemente mis gafas.

Wednesday, February 03, 2010

La gota que derramó el vaso

Primeras semanas de universidad. No hay clases, lo que se llaman clases, sino más bien unas cosas que se llaman inducciones. Se supone que tienes que ir a güevo, pero un día de las inducciones mis cuates cuates no están. Me tengo que juntar con otro que no es mi tan cuate, era un desconocido de la prepa hasta ese momento. Lo bueno de las inducciones es que mezclan todas las carreras, hay niñas de diseño, las más buenas, las que visten más moderno, las que enseñan más.

Ese día hay una gran macro conferencia. No recuerdo el tema, pero seguro era algo referente a empezar la vida universitaria. El auditorio donde se dá la conferencia está atiborrado, quizás una capacidad para unas ochocientas personas. Se me ocurre sentarme en la segunda fila, mero en medio para ver mejor, con este cuate de la prepa que hasta ese momento había sido desconocido.

La conferencia es aburrida. Se ve que la gente entra y sale. La puerta del auditorio está abierta. Después de un ratón, me anda de hacer pipí.

--- Oye wei, voy al baño, me anda de miar – vas al baño?... yo también... esto está de hueva ---

Mi cuate desconocido de la prepa y yo nos levantamos al mismo tiempo. Salimos de la fila con trabajo, ahora caminamos por el pasillo, nos encaminamos hacia la salida. Puedo ver la luz del día, puedo oler la libertad, yo creo que ya no regreso a esta mierda de conferencia

--- a donde van? ---

Una voz nos habla desde el micrófono. Volteamos. Era el conferencista que se había parado y parecía que iba a echarse una ranchera.

--- si, les hablo a ustedes dos, no se hagan! ---

No sé que decir. Me quedo inmóvil. Las miradas de ese repleto auditorio se centran en nosotros. Quisiera hacerme invisible.

--- al baño --- Contesta mi cuate desconocido de la prepa.

---van los dos al baño? Que tienen miedo de que se vayan a perder? Y por eso van juntos? --- pregunta en conferencista.

Risas. El auditorio cobra vida y se oye una gran risa al unísono. Tengo calor, siento un chingo de calor en la cara.

--- a ver, se me regresan y se sientan. Y esto va para todos los presentes. Nadie sale hasta que se termine esta conferencia. Por favor, cierren las puertas...---

Nos regresamos a nuestros asientos de la manera más rápida posible. Alguien cerró la puerta y el pinche conferencista nos siguió cagando y nos tiró el sermón hasta que se cansó. Me senté y no me moví de mi asiento. Sentía calor en la cara.

Al terminar la conferencia mi cuate desconocido de la prepa y yo, nos levantamos lo más rápido que pudimos, saltando entre la gente y casi casi salimos corriendo de ahí. Sentía una mezcla de vergüenza y ganas de hacer pipí.