Estaba en Stanstead, en el aeropuerto, sentado en un Costa que se encontraba justo a lado de la zona de llegadas. Toda la gente salía por ahí, no había pierde. Me tomaba un té con leche mientras la esperaba. Algo que siempre me ha gustado de ese aeropuerto es su arquitectura y la luz natural que entra por todos lados. Estaba un poco nervioso, hacia como un año que no la había visto. Seguimos en contacto a través de e-mails esporádicos hasta que me dijo que regresaba a Londres porque quería perfeccionar su inglés y quería buscar trabajo durante el verano.
Y es que no había entendido la primera vez. El día que nos conocimos y fuímos a comer a Chiquitos, pasé la noche con ella y al otro día cuando me regresé a mi cantón, amanecí con ronchas en las piernas y en la espalda y una comezón horrible, de hecho tuve que ir al GP y solo me mandó una loción de manzanilla para calmar los síntomas. Después de eso no quería saber de ella, de hecho hasta le reclamé pero su argumento me había convencido. Ella también tenía ronchas y la razón según ella, era que el colchón tenía chinches que nos habían picoteado. Tenía sentido puesto que ella me montó por un buen rato y yo estaba recostado en la cama.
En fin, la calentura me había traído a Stanstead y el hecho de saber lo que iba a pasar. La ví salir y ella no me vió y se metió a un WH Smith. Le dí el último sorbo a mi té y fui hacia la tienda. Entré y la vi formada --- hola – hey hola --- Nos saludamos de un beso de lengua --- Te gusta? – es nuevo no?... la ultima vez que te ví no traías ese piercing – si ... me lo hice como hace tres meses...me dolió mucho... mmm... te ves bien – tu también te ves muy bien.... que vas a comprar? – iba a comprar una tarjeta de teléfono para hablarte porque no sabías si habías llegado... – bueno... heme aquí... vámonos – ok... tengo que comprar un boleto de tren no? ... sabes cuanto cuestan? – no necesitas... traigo el coche... o como le dicen en tu pueblo la vuatug no? --- Emilie solo sonrió --- La Voiture!!! – me encanta como suena el francés... te ayudo con tu mochila? – bueno – está pesadita ... que tanto traes? – unos juguetitos que después te voy a enseñar --- Solo sonreí. Caminamos para el short stay parking donde me había estacionado. Era verano otra vez, aunque no hacía el calor del año anterior. Día soleado, poco de viento y algo de nubes.
--- Este es tu coche? - si, te gusta? – está muy padre... – qué... quieres manejar? --- Emilie estaba parada al lado de la puerta derecha --- jajaja es verdad... acá manejan al revés – si... ya ves como son... siempre quieren ser diferentes --- Nos subimos al coche, encendí la radio, que la tenía sintonizada en X FM y empezamos fajar un rato --- oyes... un amigo me reservó un hotel en un lugar que se llama Kinas Cross o algo así... sabes donde queda? – si claro ... es una zona muy centrica ... pero que amigo? ... el de la vez pasada que conocí?... el mexicano? – no...ese ya se regresó a Guadalajara... este es otro... es también de México... pero es otro – ahh ok... no hay problema ...- te molesta? – no... para nada... cuando lo vas a ver? – no sé... quizás hasta el lunes... así pasamos más rato tu y yo juntos – y tu amigo no se molesta? – no para nada...es igual que tu... sabe como es la onda ---
Encendí la nave y salimos del aeropuerto. Tomaría la M11, después la M25 y después la A1 hasta llegar a Golders Green, cerca de donde vivía y que sabía que había unas calles donde no me cobraban parking. De ahí tomaríamos el metro hasta Kings Cross. --- vine como me pediste que viniera --- Volteo a ver a Emilie, se había quitado un sweater de botones entallado que traía y vestía un top de tirantitos de color rosa mexicano --- jajaja no te pusiste bra?– tu me dijiste que no lo usara – se ven bastante ricas desde aquí --- Durante el trayecto, Emilie me platicó que sus estudios seguían mal, que seguía experimentando con drogas, que se acostaba con los norafricanos del centro de Lyon para que le dieran drogas gratis, me contó con quien se había acostado desde la última vez que nos vimos, que se había iniciado en tríos y orgías, que le entraba también al sado, de esto me percaté después cuando la ví con moretones en los brazos, piernas y gluteos además de cicatrices y una vez más me juró que el asunto de las ronchas no había sido nada que me pegó, si no más bien chinches del hotel.
Y es que no había entendido la primera vez. El día que nos conocimos y fuímos a comer a Chiquitos, pasé la noche con ella y al otro día cuando me regresé a mi cantón, amanecí con ronchas en las piernas y en la espalda y una comezón horrible, de hecho tuve que ir al GP y solo me mandó una loción de manzanilla para calmar los síntomas. Después de eso no quería saber de ella, de hecho hasta le reclamé pero su argumento me había convencido. Ella también tenía ronchas y la razón según ella, era que el colchón tenía chinches que nos habían picoteado. Tenía sentido puesto que ella me montó por un buen rato y yo estaba recostado en la cama.
En fin, la calentura me había traído a Stanstead y el hecho de saber lo que iba a pasar. La ví salir y ella no me vió y se metió a un WH Smith. Le dí el último sorbo a mi té y fui hacia la tienda. Entré y la vi formada --- hola – hey hola --- Nos saludamos de un beso de lengua --- Te gusta? – es nuevo no?... la ultima vez que te ví no traías ese piercing – si ... me lo hice como hace tres meses...me dolió mucho... mmm... te ves bien – tu también te ves muy bien.... que vas a comprar? – iba a comprar una tarjeta de teléfono para hablarte porque no sabías si habías llegado... – bueno... heme aquí... vámonos – ok... tengo que comprar un boleto de tren no? ... sabes cuanto cuestan? – no necesitas... traigo el coche... o como le dicen en tu pueblo la vuatug no? --- Emilie solo sonrió --- La Voiture!!! – me encanta como suena el francés... te ayudo con tu mochila? – bueno – está pesadita ... que tanto traes? – unos juguetitos que después te voy a enseñar --- Solo sonreí. Caminamos para el short stay parking donde me había estacionado. Era verano otra vez, aunque no hacía el calor del año anterior. Día soleado, poco de viento y algo de nubes.
--- Este es tu coche? - si, te gusta? – está muy padre... – qué... quieres manejar? --- Emilie estaba parada al lado de la puerta derecha --- jajaja es verdad... acá manejan al revés – si... ya ves como son... siempre quieren ser diferentes --- Nos subimos al coche, encendí la radio, que la tenía sintonizada en X FM y empezamos fajar un rato --- oyes... un amigo me reservó un hotel en un lugar que se llama Kinas Cross o algo así... sabes donde queda? – si claro ... es una zona muy centrica ... pero que amigo? ... el de la vez pasada que conocí?... el mexicano? – no...ese ya se regresó a Guadalajara... este es otro... es también de México... pero es otro – ahh ok... no hay problema ...- te molesta? – no... para nada... cuando lo vas a ver? – no sé... quizás hasta el lunes... así pasamos más rato tu y yo juntos – y tu amigo no se molesta? – no para nada...es igual que tu... sabe como es la onda ---
Encendí la nave y salimos del aeropuerto. Tomaría la M11, después la M25 y después la A1 hasta llegar a Golders Green, cerca de donde vivía y que sabía que había unas calles donde no me cobraban parking. De ahí tomaríamos el metro hasta Kings Cross. --- vine como me pediste que viniera --- Volteo a ver a Emilie, se había quitado un sweater de botones entallado que traía y vestía un top de tirantitos de color rosa mexicano --- jajaja no te pusiste bra?– tu me dijiste que no lo usara – se ven bastante ricas desde aquí --- Durante el trayecto, Emilie me platicó que sus estudios seguían mal, que seguía experimentando con drogas, que se acostaba con los norafricanos del centro de Lyon para que le dieran drogas gratis, me contó con quien se había acostado desde la última vez que nos vimos, que se había iniciado en tríos y orgías, que le entraba también al sado, de esto me percaté después cuando la ví con moretones en los brazos, piernas y gluteos además de cicatrices y una vez más me juró que el asunto de las ronchas no había sido nada que me pegó, si no más bien chinches del hotel.
Manejaba y Emilie jugaba con mi mano --- te tengo una sorpresita – que sorpresita? – Emilie se desabrochó sus jeans que llevaba y una vez más tomó mi manó y la llevó por debajo de sus g-strings hasta que toqué su vagina. Se sentía algo duro --- traes un piercing ahí? – si --- Emilie sonrió y yo también --- Wowrale!!! Te dolió? – muchísimo, no sabes... con decirte que no estuve con nadie en una semana - eso debe ser un record para ti no? - jaja... ahora que lo pienso, si ---
Cuando llegamos al metro una vez más nos fuimos fajando hasta que llegamos a Kings Cross. En ese entonces el Eurostar aún salía de Waterloo y hacían la remodelación de St Pancras. Era un desmadre la zona, tráfico, grúas, tierra lodo. Al ir saliendo de la estación en las escaleras eléctricas me adelanté un poco porque quería saber si había salido en la calle correcta --- oyes tienes muy bien culo – jaja... ahh orale... tu también eh ... oie y tu cuate mexicano a que se dedica o que pedo? – no estoy segura... trabaja creo con otros mexicanos en una restaurante o algo así – ahh orale y seguro no se encabrona? – no... como crees ---
Caminamos y nos dirigimos a un hotel que quedaba en Argyle Square. Tuve que hacer el trámite porque el inglés de Emilie no era muy bueno. Efectivamente tenía una reservación y también tenía un mensajito que le habían dejado. Era un nombre y dos números teléfonicos. El hotel era una casa victoriana convertida, en esta zona hay muchos hoteles y no se si sea por la cantidad de turistas o por las prostitutas que se ponen en las noches. Nos dieron un en-suite room que estaba en el sotano y que era un hornito. La ventana tenía vista a un patio subterráneo --- Yo creo que vas a tener que cerrar la ventana, no se te vaya a meter alguien por ahí – uy que rico ---
Emilie se metió al baño y empezó a hacer pipi. Dejó la puerta abierta. Yo mientras prendí la TV --- aquí no hay canales pornos como en los hoteles en México... --- empecé a cambiar los canales pero había solamente los cinco que son gratuitos --- me voy a dar una ducha... quieres venir? – bueno ---
El sexo más sucio siempre lo tuve con Emilie. Cosas que no me imaginaba que se podían hacer las hice con ella. Su maleta estaba tan pesaba porque la tenía llena de juguetes usados para sesiones sexuales, instrumentos que solo se podría saber como funcionaban hasta que se ponían en acción, no comprendía que pudieran existir, ni que alguien los pudiera haber inventado. Emilie era una experta, yo solo un novato comparado con ella.
Como a las siete de la tarde tenía hambre y le dije a Emilie que fuéramos a comer algo. Salimos y aún había sol. Esta vez había llevado condones, había comprado un paquetito de tres en Boots justo antes de ver a Emilie, que se me acabaron, pero afortunadamente Emilie siempre llevaba y a pesar de ser una ninfomana que le entraba a las drogas siempre se cuidaba. Aunque a mi me entraba la duda de los condones y su efectividad. Recuerdo en las clases de formación de la prepa al Doctor Canuto, que además de curar enfermos, también era cura. Durante el último año de prepa analizabamos la Biblia con el y era el quien dirigía el Angelus los jueves a las once de la mañana. El Hermano Canuto tenía una teoría que siempre recuerdo cada vez que tengo sexo... bueno... cuando termino de tener coito. No sé porque una vez se tocó el tema y nos dijo que los condones realmente no servían para el virus del sidral. Su argumento era básicamente que el tamaño si importaba. El virus micrométrico podría pasar como Juan por su casa por la paredes del latex más avanzado. Nos decía que una Pandemia se venía. Que los gobiernos lo sabían. Al preguntarle de que porque si era verdad no se daba a conocer, nos decía que era para controlar a la población. Recuerdo esa clase, todos estuvimos atentos y cuando sonó la campana, solo tomó sus cosas y casi al salir dijo: “se van a acordar de mi cuando suceda!” y se fue. En fin, es por eso que siempre me acuerdo del hermano Canuto cada vez que me vengo.
--- oye niño... sabes que es el Fabric? – si ...es un antro... de música electrónica – vamos no? – bueno... --- Estábamos cenando en Chop-Chop, un noodle bar que se encuentra muy cerca de Pentoville Road. Emilie me platicó sobre su hermana gemela, que ella si se portaba bien, su hermano que trabajaba en Paris, su mamá y el novio de su mamá que eran franceses, de su papá que seguía en Acapulco de rector de una universidad privada, de nuevo sobre la ecole université, de cuando iba ir a México, de las nuevas drogas que se me había metido y de los juguetes que había visto en una sex shop en Paris y que quería probarlos.
Hasta ese momento no tenía ronchas como la vez pasada. Empezaba a creer que Emilie tenía razón y quizás si habían sido chinches la vez pasada. Regresamos al hotel para otra sesión de sexo, después fuímos al Fabric y al salir comimos unas kebabs en la madrugada, regresamos al hotel, más sexo y dormimos.
Me despertó su celular, Emilie contestó y hablaba en francés. Al terminar se fue a la cama de nuevo --- es un amigo... que va a venir – cuál? El mexicano? – no... un amigo de Francia que está viviendo aquí... le mandé la dirección del hotel ayer y me dijo que está cerca de aquí... te vas a tener que ir – ok...no hay problema... ---me levanté y me empecé a vestir --- oye bañate conmigo no? ... asi nos echamos otro – te dá tiempo? – si... yo creo que sí... que se espere mi amigo--- Teníamos la ventana abierta y se veía el patio mojado, seguro había llovido.
Me vestía después del duchazo al igual que Emilie, cuando sonó su celular de nuevo y Emilie hablaba en francés de nuevo. Le dije que me iba --- oye niño... llámame mañana no?... a ver si nos vemos otra vez no? – si claro... no vas a estar con tu amigo? - no, el solo viene hoy pero se tiene que regresar mañana... solo vino a Londres a verme... vive a las afueras o algo así – ahh ok... yo te llamo pues - bueno... quiero que me lleves a una sexshop... quiero comprar algo que te va a gustar ....--- Nos despedimos de un beso de lengua y salí a la calle. Me sentía demasiado cansado y con mucho sueño, un poco adolorido de las piernas. Caminaba por el Euston Road y me acordaba del hermano Canuto.
Cuando llegamos al metro una vez más nos fuimos fajando hasta que llegamos a Kings Cross. En ese entonces el Eurostar aún salía de Waterloo y hacían la remodelación de St Pancras. Era un desmadre la zona, tráfico, grúas, tierra lodo. Al ir saliendo de la estación en las escaleras eléctricas me adelanté un poco porque quería saber si había salido en la calle correcta --- oyes tienes muy bien culo – jaja... ahh orale... tu también eh ... oie y tu cuate mexicano a que se dedica o que pedo? – no estoy segura... trabaja creo con otros mexicanos en una restaurante o algo así – ahh orale y seguro no se encabrona? – no... como crees ---
Caminamos y nos dirigimos a un hotel que quedaba en Argyle Square. Tuve que hacer el trámite porque el inglés de Emilie no era muy bueno. Efectivamente tenía una reservación y también tenía un mensajito que le habían dejado. Era un nombre y dos números teléfonicos. El hotel era una casa victoriana convertida, en esta zona hay muchos hoteles y no se si sea por la cantidad de turistas o por las prostitutas que se ponen en las noches. Nos dieron un en-suite room que estaba en el sotano y que era un hornito. La ventana tenía vista a un patio subterráneo --- Yo creo que vas a tener que cerrar la ventana, no se te vaya a meter alguien por ahí – uy que rico ---
Emilie se metió al baño y empezó a hacer pipi. Dejó la puerta abierta. Yo mientras prendí la TV --- aquí no hay canales pornos como en los hoteles en México... --- empecé a cambiar los canales pero había solamente los cinco que son gratuitos --- me voy a dar una ducha... quieres venir? – bueno ---
El sexo más sucio siempre lo tuve con Emilie. Cosas que no me imaginaba que se podían hacer las hice con ella. Su maleta estaba tan pesaba porque la tenía llena de juguetes usados para sesiones sexuales, instrumentos que solo se podría saber como funcionaban hasta que se ponían en acción, no comprendía que pudieran existir, ni que alguien los pudiera haber inventado. Emilie era una experta, yo solo un novato comparado con ella.
Como a las siete de la tarde tenía hambre y le dije a Emilie que fuéramos a comer algo. Salimos y aún había sol. Esta vez había llevado condones, había comprado un paquetito de tres en Boots justo antes de ver a Emilie, que se me acabaron, pero afortunadamente Emilie siempre llevaba y a pesar de ser una ninfomana que le entraba a las drogas siempre se cuidaba. Aunque a mi me entraba la duda de los condones y su efectividad. Recuerdo en las clases de formación de la prepa al Doctor Canuto, que además de curar enfermos, también era cura. Durante el último año de prepa analizabamos la Biblia con el y era el quien dirigía el Angelus los jueves a las once de la mañana. El Hermano Canuto tenía una teoría que siempre recuerdo cada vez que tengo sexo... bueno... cuando termino de tener coito. No sé porque una vez se tocó el tema y nos dijo que los condones realmente no servían para el virus del sidral. Su argumento era básicamente que el tamaño si importaba. El virus micrométrico podría pasar como Juan por su casa por la paredes del latex más avanzado. Nos decía que una Pandemia se venía. Que los gobiernos lo sabían. Al preguntarle de que porque si era verdad no se daba a conocer, nos decía que era para controlar a la población. Recuerdo esa clase, todos estuvimos atentos y cuando sonó la campana, solo tomó sus cosas y casi al salir dijo: “se van a acordar de mi cuando suceda!” y se fue. En fin, es por eso que siempre me acuerdo del hermano Canuto cada vez que me vengo.
--- oye niño... sabes que es el Fabric? – si ...es un antro... de música electrónica – vamos no? – bueno... --- Estábamos cenando en Chop-Chop, un noodle bar que se encuentra muy cerca de Pentoville Road. Emilie me platicó sobre su hermana gemela, que ella si se portaba bien, su hermano que trabajaba en Paris, su mamá y el novio de su mamá que eran franceses, de su papá que seguía en Acapulco de rector de una universidad privada, de nuevo sobre la ecole université, de cuando iba ir a México, de las nuevas drogas que se me había metido y de los juguetes que había visto en una sex shop en Paris y que quería probarlos.
Hasta ese momento no tenía ronchas como la vez pasada. Empezaba a creer que Emilie tenía razón y quizás si habían sido chinches la vez pasada. Regresamos al hotel para otra sesión de sexo, después fuímos al Fabric y al salir comimos unas kebabs en la madrugada, regresamos al hotel, más sexo y dormimos.
Me despertó su celular, Emilie contestó y hablaba en francés. Al terminar se fue a la cama de nuevo --- es un amigo... que va a venir – cuál? El mexicano? – no... un amigo de Francia que está viviendo aquí... le mandé la dirección del hotel ayer y me dijo que está cerca de aquí... te vas a tener que ir – ok...no hay problema... ---me levanté y me empecé a vestir --- oye bañate conmigo no? ... asi nos echamos otro – te dá tiempo? – si... yo creo que sí... que se espere mi amigo--- Teníamos la ventana abierta y se veía el patio mojado, seguro había llovido.
Me vestía después del duchazo al igual que Emilie, cuando sonó su celular de nuevo y Emilie hablaba en francés de nuevo. Le dije que me iba --- oye niño... llámame mañana no?... a ver si nos vemos otra vez no? – si claro... no vas a estar con tu amigo? - no, el solo viene hoy pero se tiene que regresar mañana... solo vino a Londres a verme... vive a las afueras o algo así – ahh ok... yo te llamo pues - bueno... quiero que me lleves a una sexshop... quiero comprar algo que te va a gustar ....--- Nos despedimos de un beso de lengua y salí a la calle. Me sentía demasiado cansado y con mucho sueño, un poco adolorido de las piernas. Caminaba por el Euston Road y me acordaba del hermano Canuto.