La capital no me había impresionado en lo absoluto, el calor era insoportable y esperaba en la camioneta a Manuel mientras compraba las provisiones, recuerdo que sudaba como si estuviera en un sauna. Apenas unas horas antes había tomado el vuelo de Aerocontinente en el Jorge Chávez. El vuelo había sido placentero, algo que me ponía nervioso era la pista de despegue de ese aeropuerto que apuntaba hacía el este, hacía el Pacífico, el avión normalmente se elevaba sobre el mar y después daba un giro de 180 grados, se podía ver el callao todo tierrudo y después la garúa que cubría toda la costa, el avión seguía elevándose y el contraste de lo árido, el azul intenso y el sol resplandeciendo era de no olvidarse. El rumbo ahora era hacía el oeste, se podía ver ahora el desierto pero unos momentos despues todo se nublaba y empezaba la turbulencia. Eran los Andes, se sentían las turbinas rugir, y el avion se movía para todos lados, el nublado era un gris plateado, a veces se veía un pico nevado, pero muy raras veces, era en esta parte del trayecto cuando las aeromozas servían el lunch, un bocadillo y gaseosa, siempre pedía Inka Kola, la bebida del Perú. Tiepo después la Coca Cola compraría esta compañía porque su producto no se vendía por estas tierras. El gris terminaba y el sol aparecía de nuevo, se empezaba a sentir como el avión empezaba a bajar poco a poco, afuera el cielo azul y abajo infinitos ríos en formas de serpientes de color chocolate abuelita y un verde "vida"que se extendía hasta el horizonte, parecía no tener fin. Cuando aterrizabamos trataba de encontrar algún edificio, avenidas o alguna señal de civilización, pero no ví nada, me imaginé que quizás el aeropuerto debía de encontrarse lejos de la capital. Las puertas del avión abrieron y la sensación era la misma que cuando se abre la puerta de un horno, el calor penetró hasta dentro, algunos pasajeros lo notaron también. El olor era a verde, seguro que durante mi estancia iba a purificar mis pulmones de todo lo gris que había ingerido por tantos años en la región mas transparente.
Bajé las escalinatas y sentí el calor en mi cuerpo, el sol quemaba la piel, era difícil respirar, había tanta humedad, sentí como mi ropa se empezaba a mojar. No ví ninguna terminal aérea, no había aeropuerto !! Estábamos en una base militar que funcionaba también como aeropuerto civil. Seguí a la demas gente y nos dirigimos a unas pequeñas chozas de madera. Había mucha gente, estaba en la "zona de llegadas" del aeropuerto. Un montacargas venía cargando todo el equipaje y lo echó a unas tarimas que se encontraban en esa choza. La gente empezó a recoger su equipaje,era un desmadre, me apresuré a hacer lo mismo, pero al mismo tiempo checaba si la persona que había venido a recogerme estaba ahi. Vi a un hombre con un pequeño letrero y le hice una seña
--- Buenaj, soy Manuel, tu debej sej Panta no ? – Hola, si soy yo, buenas tardes – Cual ej tu equipaje ? --- Miré de nuevo tratando de ubicar mis mochilas --- Ésas maletas, la verde y la negra --- Manuel se abalanzó sobre la gente y sacó mi equipaje con gran rápidez y cargo ambas mochilas --- Déjeme ayudarle – No, estoy bien --- Lo seguí y puso mis maletas en la parte trasera de una pick up a gasolina Toyota color guinda, esa sería mi camioneta preferida durante mi estancia en la selva. --- Que tal el viaje ? – Bien, sin contratiempos, tenía mucho tiempo esperandome ? – no, que va ! Pasé con mi primo que vive aquí e hice tiempo, llegajte hoy de México ? – No, ayer en la noche
Manuel empezó a manejar, debió haber notado que me cagaba de calor --– tú le gujtaj a la selva ! - Como ? – que tú le gujtaj a la selva ! – no entiendo, como que yo le gusto a la selva ? --- Manuel sonreía, trataba de cortar el hielo, era un hombre en sus cuarentas, trabajaba como chofer, mensajero y ayudante en general. Era casado y tenía una hija que a su vez tenía un bebé, un hijo adolescente y otros 2 niños. Habia viajado por todo el Perú gracias a un trabajo que tenía de venta de libros, un trabajo de los tantos que había tenido. Siempre contaba muy buenas anecdotas. Sería un gran amigo y confidente durante mi estancia --- Si, pe, tú le gustaj, cuando alguien nuevo viene y si ejta así, como hoy, el cielo azul y con un calor que te cagaj ,significa que le gustaj a la selva y te vaj a quedar por mucho tiempo, y cuando alguien nuevo viene y llueve, luego luego se van pe – en serio ? – si en serio, cuanto tiempo estaráj aquí? – no sé, no estoy seguro --- Manuel se carcajeó --- Ya vej, te quedaj aquí ---No me pareció gracioso su comentario, seguía sudando como un cerdo de corral y veía la ciudad, no era ciudad era mas bien un pueblo, había calles de tierra, --- Y ésta es la capital del departamento ? – Así ej, la capital política del departamento de Ucayali – y es grande ? – si muy grande, ahora veráj ! --- Despues me dí cuenta que todo es relativo, era grande para Manuel que vivía en un pueblo mas pequeño, pero era un pueblo para mi que venía de un monstruo de concreto. De hecho me pareció todo antiguo y pasado de moda, trataba de recordar si en México habría alguna capital de algún estado sin aeropuerto y sobretodo sin edificios !!, pensaba que al menos este lugar era unos 30 años mas atrasado que México. No me gusto a la primera --- Debo de comprar algunaj provisionej y recoger el correo y ya despuej nos vamoj – Ok, esta bien, asi conozco. --- La ciudad no era muy grande, estaba desilusionado y decepcionado, el calor insoportable, mi ropa, pegada a mi cuerpo, parecía como si me hubiera metido con ropa a la ducha. Durante el trayecto noté que las mujeres iban con poca ropa, debía haber sido por el calor, a pesar de todo, no todo era malo --- Panta erej soltero ? – si . . . bueno tengo novia --- Manuel soltó otras de sus carcajadas --- Vinistej al lugar indicado si erej soltero – cree ? – laj mujerej de la selva son muy calientej, siempre están calientej pe, el clima laj hace así – algo así me había dicho el taxista que me llevo del aeropuerto al hotel, ayer que llegué – les dicen charapaj, a ver si no terminaj con con una teniendo charapitoj pe – Manuel soltó otras de sus carcajadas.
Esperaba a Manuel en la troca. Los vidrios abajo, yo sin moverme y sudando, no podía creer que alguien sudaba sin hacer una actividad, quería bajarme a comprar algo de tomar, pero era un lugar desconocido y no me sentía muy seguro de caminar por ahí. La guía caducada del Lonely planet que llevaba decía que en la selva había guerrila y que debía uno ser cuidadoso. Después de unas semanas eché la guía a la basura. Manuel regresó después de un rato. Eran como las 5 de la tarde. --- Ya ejta, lijto, ya noj podemoj ir ! – ok, vamos a tomar algo primero no ? – si claro, tienej calor ? – si un poco !
Manuel me llevó a la plaza de armas, fuimos a un pequeño local donde vendían frutas y jugos – Buenas tardes ? que les damos ?- Ejtá frejco el masato ? – Claro que si – entoncej para mí un masatito – claro y para el joven ? – mmm no sé, que me recomiendas Manuel?– Aquí mi amigo, viene dejde méxico para probar los refrejcoj que hacen aquí que tienen mucha fama por todo el mundo --- Manuel soltó otra carcajada --- y también viene a comprobar loj mitoj y verdadej de la mujer de la selva, --- La chica de los jugos se ruborizó . . . yo también, pero me cagaba de calor! --- refresco de maracuya lo has probado ? – No- Ese ej buenisimo ! – Ok, deme uno de esos --- Manuel tenía razon, el mejor jugo que he probado, es hasta la fecha mi favorito--- tienej hambre ? – No mucha, se me quita con el calor, pero si quiere vamos por algo – aquí enfrente hay unoj polloj buenísimos, los mejores en kilometroj a la redonda --- Nos dirigimos a un restaurante frente a la plaza de armas y entramos. Nos sentamos y Manuel pidió por los dos. Nos sirvieron el pollo y tenía un sabor característico, despues comprobaría que toda la comida sabía diferente, un diferente positivo, también sabría lo que era una pollada --- el pollo aquí se come con ají, ustedej comen mucho aji en méxico no ? – No, . . . que es eso ? --- Y manuel me señaló dos pequeñas vasijas con lo que al parecer eran salsas, decidí probarlo --- Ay cabrón, pica --- Manuel disfrutaba carcajeándose con su turista recién salido del gris concreto --- claro pe ! Ej ají, te dije pe ! – es chile que ají ni que nada – por eso pe, aqui el chile ej ají – Esta picoso pero muy bueno – mira ejte ej de rocoto un aji grande y rojo y ejte otro ej de un aji chiquito amarillito, sabej como le decimoj ? – no como ? – Pinguita de mono – Ahhh y que es pinguita ? – pe, la pinguita ej lo mijmo que tu usaj cuando ejtaj con una mujer – que ?? son las . . . de los changos ? – No pe, asi se le dice porque se parece a una pinguita de mono – ahhh a ver lo voy a probar – cuidado pe, no digaj que no te advertí, es muy picante !! --- Efectivamente Manuel tenia razón, me volví a enchilar, afortunadamente tenía mi Inka-Kola, la bebida del Perú conmigo. Terminamos y continuamos con el viaje, estaba obscureciendo, el olor a verde era mas intenso y la ciudad se había llenado de vida, pero nos teníamos que ir, aún faltaban unos 150 kilometros por recorrer que los haríamos en aproximadamente tres horas, gracias a la carretera de terracería. La misma carretera donde alguna vez atropellaría a una gallina, donde alguna vez encontraríamos un tronco broqueando el camino, donde he probado el mejor caldo de gallina de mi vida y donde había que parar por los retenes militares de San Alejandro. Tiempo después me enteraría que la armada catalogaba a ésta región como zona roja, es decir, que aún existían actividades subersivas.
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