Momentos jocosos: el Colón fué testigo

Tomé el metro en Paseo de la Castellana y me bajé en Alonso Martínez. Iba a ver dos pisos para rentar, uno estaba en la misma calle de Goya y el otro en la calle de Velázquez, ambos en el barrio de Salamanca. Buscaba un piso que me quedara más céntrico para poderme ir de marcha sin gastar en taxis. Aunque pensaba que tendría que levantarme más temprano para llegar al trabajo si me mudaba por aquel rumbo. Caminaba apresuradamente hacia Paseo de la Castellana, la cita era a las siete de la noche para ver el primer piso y eran como las siete menos diez. Los autos avanzan y en la lateral de Paseo de la Castellana con la esquina de la calle de Génova se para un taxi. Un pasajero se va a bajar. Los coches siguen pasando y yo esperando a que aparezca el monito verde y empiecen a cantar los pajaritos para poder cruzar.

Una motoneta que viene lentamente por la lateral de Paseo de la Castellana da la vuelta en la calle de Génova. La motoneta quiere pasar al taxi que está en la esquina por el lado derecho. Al hacer esto, el pasajero abre la puerta derecha de atrás, la moto choca con la puerta abierta, se oye un mega madrazo y la motoneta y su conductor caen al suelo. Se oyen discusiones. El taxista le empieza a echar madres al pasajero, el pasajero le echa madres al conductor de la motoneta. El conductor de la motoneta no sabe lo que pasa.

Me eché una carcajada. Que pendejo. De película. Cruzaba ahora Paseo de la Castellana, veía la banderota de España en la plaza de Colón. Ya había obscurecido, hacía frío, llevaba mi abrigo, tenía hambre y se veían las estrellas.