Thursday, September 06, 2007

El periódico

Eran pasadas de las tres de la tarde y ya habíamos conocido todo Ghadames, además de que parecía que iban a empezar a cerrar los negocios... al final pensaba que fué una mala idea pasar dos días acá. Comimos en una tienda donde vendían chingaderitas turísticas, me compré un tapete y un libro verde de Qadaffi en español que le iba a regalar a Fanny. Pedí sopa Libia y borrego al horno. Todo estaba enpolvado, hacía calor y había veces que el sol desaparecía por tanta arena en el aire. De beber pedí chela sin alcohol.

Wagner: y si seguimos al sur? al desierto?
Panta: no... no creo que sea una buena idea... aquí termina la carretera, creo que necesitaríamos un guía para ir allá
Wagner: vamos a contratar uno
Panta: no wei...no tenemos ni provisiones y en tres horas ya nos agarra la noche...
Wagner: entonces que mierda hacemos?
Panta: no sé wei... vamos a dar una vuelta en el coche... a las afueras del pueblo... pero nos regresamos

Subimos al coche y empezamos a conducir... todo se veía desierto... sólo se escuchaba la voz del imán en los altavoces de la mezquita que estaban por todo el pueblo. Creo que era la hora de rezar. La verdad estaba de hueva, habíamos llegado ese día y lo peor que estaríamos otro y ya me estaba cagando la música ochentera alemana de Wagner.

Sólo había una entrada al pueblo... que al parecer era resguardada porque había casetas o puestos de vigilancia, pero cuando llegamos no había nadie. Cuando salíamos del pueblo, esta vez habían dos hombres con bigototes y con lentes obscuros...llevaban un uniforme verde olivo... no estaba seguro si eran militares o la policía. Me hicieron una seña para que detuviera el coche, los dos cargaban armas largas.

Cada uno se puso al lado del coche... me dijo algo en árabe uno de ellos pero no entendí... el otro volvió a hablar en árabe... y sacó un papel y lo agitó en frente de nosotros... así me dí cuenta que querían que les mostráramos nuestros documentos

Saqué mi papel y Wagner el suyo... no teníamos nuestros pasaportes puesto que por ser extranjero el gobierno se los quedaba hasta que tu visa expirara y le llegaras del país...los papeles que llevábamos eran documentos oficiales.. emitidos por la empresa para la que trabajaba y con sellos del gobierno, tenía mi nombre, edad, nacionalidad, número de pasaporte y la razón por la que estaba ahí... estaba escrito en árabe y en inglés. Los dos hombres miraron nuestros documentos detenidamente. Wagner se estaba encabronando.

Wagner: y ahora que mierda quieren?
Panta: no sé

Me imagino que había vigilancia porque el pueblo se encontraba muy cerca de las fronteras con Tunez y Argelia al nor-oeste y hacia el sur empezaba el desierto del Sahara Libio... básicamente era tierra de nadie. Había escuchado que en la zona había tráfico de armas, drogas y personas.


Uno de los guardias se fué para la parte trasera del vehículoy pegó con su mano en el maletero... indicando que lo abriera

Wagner y yo salimos de la nave y abrí el maletero... lo revisó pero no había nada.

Wagner: que quieren?
Panta: estan checando... tu tranquilo

En ese viaje me di cuenta que Wagner tenía un carácter medio especial... se encabronaba fácilmente y cuando se desesperaba hacia pendejada y media. No quería que hiciera alguna mamada delante de estos weies.

Uno de los guardias que seguía leyendo los documentos empiezó a decir “mek-síii-co.... mek-síii-co”. Levanté mi mano indicando que yo era de México

Los guardias otra vez vieron mis papeles y empezaron a hablar y reírse... sólo decían “mek-síii-co... mek-síiico” y hablablan.

Guardia en uniforme verde olivo 1: Ai laiking mek-síii-co... ti-vi... ti-vi

Sonreí. Sabía lo que trataban de decirme. Había telenovelas mexicanas en la televisión Libia... eran un éxito... varios colegas libios me habían comentado lo mismo antes.

Panta: keif-jalak?

Había aprendido varias palabras muy básicas en árabe, al decir esto los guardias rieron

Guardia en uniforme verde olivo 2: lárabic? lárabic?

Creo que me preguntaba si hablaba árabe. Le dije que no. Los guardias nos regresaron nuestros papeles y nos hicieron señas que nos fuéramos. Por un momento llegué a pensar que nos iban a aplicar la ley fuga.

Nos subimos y el Wagner se estaba empezando a poner loco. Encendí el coche, pero justo cuando nos íbamos uno de los guardias golpeó una vez más el portamaletas. Volteó y uno de los guardias señalaba algo con su arma.

Panta: y ahora que pasa?
Wagner: nooo seee ya quiero irme, aceleraaaaa. Hijos de puta

El otro guardia empezó a decir algo. Me bajé del vehículo una vez mas y ví que el guardia que estaba señalando los asientos traseros del vehículo, donde había un periódico en inglés.

Panta: ahhh quieren el periódico

Tomé el periódico y se lo dí a los guardias. Sonrieron cuando se los dí.. Wagner se bajó encabronadamente del coche y le arrebató el periódico al guardia

Wagner: nooo, noooo, noooo, es mío, noooo, nooo, nooo

Los guardias se pusieron serios y se quedaban viendo al Wagner

Panta: no mames pinche Wagner, dáselos wei, es de la semana pasada
Wagner: no, no, no, es mío, que se vayan a la mierda

Uno de los guardias al ver que el Wagner estaba gritando y estaba empezando a patear una de las llantas del coche cortó cartucho

Panta: dame ese pinche periódico porque si los guardias no te parten la madre, te la parto yo
Wagner: me vale, que me disparen, me vale, es mío, nooo, nooo, nooo

Me acerqué a Wagner y le arrebaté el periódico. Se lo dí de nuevo al guardia, el cual volvió a sonreír y me dijo gracias. Wagner se metió todo encabronado al coche, pataleando y mentando madres. Me subí del coche y me despedí de los guardias. Encendí la nave y aceleré.

Nos fuímos a unas montañas que se encontraban cerca. Wagner quería escalarlas. Ya estaba obscureciendo. Había luna llena que se veía enorme y estaba empezando a hacer frío. No se oía más que el viento o los gritos del pinche Wagner.

Panta: wei, te espero en el coche, yo no subo ni madres
Wagner: porque no Pantaleón?
Panta: mira la hora, ya me quiero ir
Wagner: ok, ok, yo también quiero regresarme

Wagner quería regresarse esa noche al campamento, le dije que ni madres, nos había tomado cinco horas en llegar ahí, no ví ningún hotel en todos los pueblos que paramos, además de que sabía que había retenes de policía en las noches en las carreteras, me imaginaba yo tratando de explicar que hacía manejando en el desierto en el medio de la noche, mientras algún uniformado me apuntaba con su arma.

Regresamos al pueblo, pensaba que de nuevo iba a ser un desmadre cuando nos encontráramos a los guardias, Wagner chingaba que les iba a pedir su periódico, porque de otra manera no iba a poder cagar más tarde.

Llegamos de nuevo al pueblo, pasamos por las casetas de vigilancia, no había nadie, seguro los guardias se habían ido a rezar.

2 comments:

Comisión Especial de Acceso Digital said...

Qué onda Panta? Está bueno tu Blog. Yo también vivo en Londres y tengo un Blog de las experiencias Londinenses:
http://ando-blogeando.blogspot.com

Saludos

Pantaleon said...

Un gusto. Que tal la vida en iu-ci-el? Hasta cuando estas x aca?