Pucallpa, domingo por la tarde, había pasado el fin de semana con La Coneja, la amante oficial del Capitán Godinez, de la base naval del pueblo. A La Coneja la conocí después de que Alana se regresó a Arequipa para continuar con sus estudios. Chabu me había invitado a un festival que hacían en la escuela de su hija, fue por la noche y no recuerdo de que era, solo recuerdo que era tan aburrido que mejor me puse a checar el ganado. Ahí fue donde la ví, llevaba un vestido con flores, pero le dejaba sus hombros y espalda descubiertos, pero eso no me llamó la atención, sino más bien el potote que se cargaba.
--- Oye Chabu... ves a esa chica del vestido floreado ? – cuál joven? – esa, mira, que va ahí caminando – jajaja – de que te ríes? – le gusta esa joven? – me gustó su poto – jajaja ay joven... me da risa como habla – pero quién es pe? – es La Coneja ... anda con Godínez... es una fácil – tu crees que si le hablo... ella quiera ... tu sabes? – claro... le apuesto lo que quiera... es más quiere que se la presente?, conozco a su mamá – no, no, yo le hablo--- Me levanté, y caminé hacia donde estaba, aproveché un momento en que estaba sola y me puse a su lado --- Hola ---La Coneja me voltea a ver y sonrie, pero no contestó --- eres de por aquí? --- La Coneja una vez más me voltea ver y vuelve a sonreir --- si, aquí nací... tu eres el mexicano no? – si – el enamorado de Alana? – mmm más bien somos amigos – jajaja – porque la risa? – por nada ---
Una cosa llevó a la otra y poco tiempo después nos frecuentábamos. Cuando la veía tenía que ser de noche y nos teníamos que ir lejos, a las afueras del pueblo, en la toyota roja. Había veces que ni sabía por donde me metía. Una de esas ocasiones, estaba lloviendo y según yo estábamos por algun campo. En la zona, la electricidad la cortaban después de la media noche, los únicos que teníamos permanentemente el servicio era donde vivía en el Palacio y la base de la marina. Como estaba obscuro y lloviendo, empezamos a fajar y después estábamos cachando, ahí en la Toyota roja. Como precaución, siempre dejaba encendida la camioneta, en la zona había terrucos y nunca se sabía. Pues estaba dándole a la coneja cuando escuche un ruido --- escuchaste eso? --- le bajé el volumen al radio y miré a mi alrededor --- no escuché nada... tu sigue, no pares --- Pensé que no había sido nada y le seguí poniéndole, pero otra vez escuché algo --- escuchaste? – creo que sí! --- No veía nada y por supuesto que no iba a salir, un relámpago iluminó alrededor nuestro y pude ver con claridad, estábamos en una especie de caserío y si había un campo de cultivo al lado, pero como a unos diez metros había unas tres casas, otro relámpago y pude ver con más claridad, había como cuatro personas, afuera de las casas, nos estaban viendo, sepa la fregada desde cuando, cerré la puerta que tenía abierta y la coneja se fue a su asiento, arranco en chinga y doy una vuelta en U y a acelerarle.
Es por eso y además de que la Coneja no quería ser vista por el Capitán Godinez, que decidimos pasar el fin de semana en Pucallpa. El Domingo, íbamos de regreso al pueblo y no se como pero acabamos yendo al zoológico de Pucallpa antes de encaminarmos a la pista. Quedaba a las afueras de la ciudad y muy cerca del aeropuerto. Había los típicos animales que se encuentran en la selva, un museo de los nativos de la zona. Estuvimos echándole ojo a todo hasta que llegamos a la sección donde se encontraban los felinos.
Había panteras y jaguares, eran como unas cuatro jaulas, los animales estaban rugiendo, dos personas los estaban alimentando. Pasaban con un carrito lleno de pedazotes de carne y los iban poniendo en una cajita con un palo en cada jaula. Me llamó eso la atención y decidí quedarme a ver como devoraban su comida. Me encontraba justo en frente de una jaula donde había un felino de color amarillento con manchas negras, de mediano tamaño y otro de color gris obscuro con manchas negras de mayor tamaño. Supuse que este último debió ser el macho. Cuando me paré ahí, el macho se paró, empezó a rugir y empezó a dar vueltas en la jaula. La hembra ni me peló, siguió echada. Pero los sonidos del macho eran cada vez más fuertes y estaba muy inquieto. Supuse era porque había olido la carne que estaban echando en la jaula contigua. El macho se me quedaba viendo y rugía y daba vueltas, en una de esas, el macho se voltea, levanta la cola y psssss pssss!!!
No supe que pasó, solo sentí algo mojado en mi cara, me veo y mi ropa también estaba mojada. Escucho risas, la coneja, los que alimentaban a las fieras y un par de personas que se encontraban por ahí se carcajeaban --- que pasó? – te orinó la pantera! --- me huelo y era como pipi de gato pero mucho más cabrón. La gente no paraba de carcajearse y solo me decian que era de buena suerte.
Me cambié la ropa y traté de lavarme las manos y cara, pero el olor no salía, era muy penetrante. Regresé al pueblo y a la Coneja la dejé como un kilómetro antes, no quería que la viera el capitán Godinez conmigo. Regreso al palacio y ahí estaba chabuca.
--- Como le fue joven? ... ya ve pe, yo le dije que esa era una fácil – no vas a creer lo que me pasó! – que fue pe? – una pantera me orinó --- Le conté a Chabuca como había sucedido y también no paraba de carcajearse. --- uy joven, es de buena suerte – buena suerte? Suerte si se me llega a quitar este olor – si joven pe, una pantera normalmente mata al hombre, no lo orina, a usted le orinó porque le ha de haber gustado, es suerte pe --- bueno no sé, a ver si se me quita el olor, voy a bañarme --- Me tuve que bañar dos veces más, y aún así, me sentía impregnado de pipí de pantera negra.
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