Luigui era de Italia, iba a estar en el proyecto sólo como dos semanas... osea nada... nos hicimos amigos ya que el no dominaba el inglés pero trataba de hablar en español. El primer fin de semana que estuvo ahí me preguntó que era lo que hacíamos los viernes... osea el día de descanso
Panta: no mucho... yo normalmente voy a una playa cerca
Luigui: playa?
Panta: sí...voy con otros weies en una de las camionetas
Luigui: y no hay otra cosa?
Panta: pues hay unas ruinas romanas...
Luigui: me puedes llevar ahí?
Panta: si claro... no hay problema
Luigui: y Trípoli?
Panta: no hay mucho que hacer ahí ... pero si quieres también vamos
Ese día nadie quiso ir a la playa, así que tomé una de las camionetas y salí con Luigui. Manejé en dirección oeste... hacia Túnez... sabía como llegar a esas ruinas ya que quedaban muy cerca de la playa donde iba. La playa era arena dorada y podías caminar fácil unas 30 metros en el mar... era como una alberca... a veces podías ver mujeres... claro todas europeas... alemanas o españolas. Sabratha, así se llamaba el lugar donde se encontraban esas ruinas romanas... era un lugar de mediano tamaño... estaban frente al mar... en los días claros las ruinas se podían apreciar mejor... su color cafesoso contrastaba con el azul del mediterráneo y del cielo. Después de ahí manejé hacía Trípoli. Había manejado un par de veces antes pero no me había fijado la ruta ya que siempre me decían por donde irme... pero ésta vez...nadie estaba para decirme.
Panta: No sé muy bien el camino... así que quizás nos perdamos
Luigui: no hay problema... sirve que así conozco más
Luigui había estado por todas partes del mundo, era más fácil preguntarle en que lugares no había estado y acababa más rápido la lista. Era ya de edad madura, tenía su propia compañía, tenía una niña de su segundo matrimonio con una italiana... la primera vez se había casado con una sueca, pero no funcionó... muy frías según el. El peor lugar en el que había estado de acuerdo a él era Afganistán, el mejor lugar en el que había estado era Pachino en Sicilia, y el lugar que siempre quiso ir y nunca había podido era México.
Continué manejando y me perdí... no ayudaba mucho que los letreros en las calles estaban en árabe... aunque al final podía reconocer los números. También reconocía al general Kadafi... que se encontraba en cada esquina ya sea en fotos, espectaculares o murales. El tráfico era peor que en México, era común ver coches parados en el carril de alta donde sus dueños estaban platicando muy campantes y no faltaba el camello que se te cruzaba.
Llegamos a la plaza verde y me estacioné... entramos al museo verde y después dimos un rol por el centro... viendo las tiendas de artesanías. Ya casi era la hora de comer... así que le sugerí a Luigui un restaurante de comida libia en lo alto de la torre Al-Fatah, un restaurante giratorio donde la comida era de un estandar más alto que en otros lugares.y la vista era excelente.
Luigui: no... mejor busquemos un restaurante italiano
Panta: ok... no conozco ninguno... pero vamos a buscar
Estuvimos buscando restaurantes italianos como por dos horas... por toda la parte céntrica de Trípoli... pero no encontrábamos nada... el italiano se encabronaba y empezaba a cursar en italiano juntando los dedos de su mano y levantándola como si tuviera monedas en ella.
Luigui: como es posible que no haya un restaurante italiano... si ésta era una colonia
Panta: quizás sea eso... ya no son colonia
Seguimos buscando más pero al final nos dimos por vencidos. Nos cagábamos de hambre. Encontramos un lugar cerca de la avenida Umar Al Mukhtar.El lugar se veía bien... demasiado elegante nunca lo había visto.
Entramos y éramos los únicos extranjeros pero tenían un menú en inglés y uno de los meseros hablaba italiano... así que Luigui pudo entenderse bien. Pedí un asado de carne de cordero y una sopa... Luigui pidió mariscos.
Terminamos y Luigui estaba muy callado, pagamos la cuenta y salimos
Panta: que te pareció el lugar?
Luigui estaba unos tres metros detrás de mi, estaba agachado y con una mano agarrándose la panza. Estaba todo rojo de la cara y estaba sudando... parecía como si alguien le hubiera echado un cubetazo de agua
Panta: estás bien?
Obviamente no lo estaba... pero que podía preguntar
Luigui: no me siento muy bien... esos mariscos... creo... me hicieron daño
Se veía bastante mal... no sabía exactamente donde estaba y nunca ví farmacias en el lugar... sabía que había un hospital cerca de donde me quedaba pero nunca fuí... tenía entendido que las enfermeras eran rusas... de hecho algunos “en enfermaban” con tal de ir y verlas.
Panta: quieres que te lleve al hospital?
El hospital hubiera sido mi peor pesadilla... me daba miedo de enfermarme e ir y que me hicieran otra cosa por no haberme entendido por el hecho de no hablar árabe... me imaginaba ir enfermo de gripa y salir con un riñón menos.
Luigui: no... no.... regresemos...
Casi no le escuché. No hablaba muy fuerte ya. Pensé que ojalá y no se me muriera en la camioneta porque que desmadre iba a ser explicar que llevaba un muerto a la policía y en árabe.
Manejé y después de unos treinta minutos, me ubique donde estaba..., iba con los cristales abajo más a parte el aire acondicionado porque el Luigui se me venía pudriendo, iba lo más rápido que podía pero los baches y la velocidad creo que ponían peor a Luigui
Luigui: ayyy.... ayyy... ayyy... ayyy
Llegamos y Luigui bajó caminando como un robot...
Luigui: gracias... te veo luego...creo me voy a tardar un rato
Panta: ok... de nada... te veo después
Se fue caminando hacia los baños. Para mi que tenía una diarrea fulminante, pobre cabrón... me dio lástima ¡!! Pero eso le pasa por tragar mariscos donde no debía... a quién se le ocurre, en fin! Ví mi reloj y era aún temprano. Manejé hacia la playa... si me apuraba quizás podría ver a esas alemancitas y españolitas disfrutando del mediterráneo.
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