Thursday, November 08, 2007

Caldo de gallina para el corazón

Me dirigía a Pucallpa. Iba a ver a Dorotea. Trabajaba en una tienda de revelado de fotos. Ella era con la que estaba una vez en frente de la laguna de Yarinacocha fajando en la troca y la policía se nos apareció.

El trayecto a Pucallpa era muy largo y pesado, eran en promedio tres horas en una troca 4 x 4, eso siempre y cuando no había lluvias que no ocasionaran que el terreno estuviera fangoso o deslaves en la pista. Toda la carretera era de terracería. Había dos partes que se podían distinguir en la carretera, la parte donde era selva alta, llena de barrancos, cascadas y montañas... demasiadas curvas y la otra parte era cuando la selva era llana y todo el camino era recto. Manuel quien era el que normalmente conducía, llegó a hacer el trayecto en dos horas y media, en esa ocasión me moría de diarrea, así que le dije que le metiera a todo. Llegué una vez a igualar su record, pero casi me embarro.

Y es que manejar solo en una carretera de terracería de mierda y además peligrosa, puesto que los ronderos y los terrucos se te podían aparecer y para acabarla de chingar, sólo había una estación de radio (radio panamericana), estaba de mega güeva.

Cuando empezaba la parte llana de la selva , había un local donde vendían el mejor caldo de gallina que he probado, Manuel siempre pedía las menudencias, yo iba por la pierna y muslo. Después se encontraba un puesto de jugos, vendía de naranja, piña, maracuyá y coco. Era fresco, al momento, siempre pedía de maracuyá. Como el trayecto era recto, era la parte donde normalmente se aceleraba para recuperar el tiempo perdido en las curvas.

Algo que siempre notaba, era que los animales siempre cruzaban la carretera hechos la madre cuando sentían la troca venir, me imagino que era por las vibraciones en el suelo o algo así, llegué a pensar por un momento en que quizás preferían suicidarse. Lo más curioso es que los animales, llámense gallinas, pájaros, perros y hasta puercos, siempre cruzaban y llegaban al otro extremo antes de que pasara el vehículo. Entonces, nunca era necesario frenar.

Hasta que ese día que iba a ver a Dorotea, una de las tantas gallinas que cruzó el camino no fue tan rápida. Venía fácil a unas 90 millas por hora. Era la época seca, de pocas lluvias, entonces hacía polvadera detrás de la troca, de hecho disfrutaba rebasar a los coches y acelerar para levantarles más polvo. Era un día con muy pocas nubes, el sol quemaba mi piel y el olor de selva penetraba todo, tenía las ventanas hasta abajo y sintonizaba panamericana. Había mucha humedad, tenía la ropa pegada. Creo llevaba shorts. Ví a una gallina que intentaba cruzar el camino, pero lo hizo muy cerca de la troca, salió de la nada y en chinga y por supuesto que no frené, si lo hacía, seguro me embarraba adelante, sólo quité el pie del acelerador y sentí como las llantas delanteras del coche pasaban sobre algo, primero la izquierda, después la derecha.

Inmediatamente después ví por el espejo retrovisor una nube de plumas volando detrás de la troca, donde había quedado la gallina. Sólo veía las plumas flotando en el aire caliente y la polvareda. Puse el pie en el acelerador, no paré, pensé que alguien me la haría de a pedo por matar a su gallina.

2 comments:

Anonymous said...

Jajajaja.... Me hiciste recordar una historia que le sucedio a mi papa, a el le paso lo mismo, pero camino a La Piedad, Mich. (El tampoco se detuvo porque dice que los campesinos hubieran sido capaces de darle un machetazo... sera? )

P.D.
Soy nueva en tu blog y lo encuentro muuuy original!!
Saludos!

Pantaleon said...

Si creo lo del machetazo, muchos animales son la fuente de ingresos para muchas personas, entons mientras son peras o manzanas...
Saludos