Wednesday, July 30, 2008

En Chiquitos

Quedé de verla en Leicester Square... no es el mejor lugar para quedarte de ver con alguien, demasiada gente, sobretodo en verano. Era uno de esos pocos días calurosos en la isla, donde el metro es un horno que huele a sobaco y el aire en las calles está estático y se siente un bochorno que solo una chela bien helodia lo cura. Lo único bueno de los días de la calor, es que siempre me puedo echar un muy buen taco de ojo, y no tengo necesidad de ir al Keops para ver chichi.

Cuando salí de la estación del metro, le marqué a su celular --- aló? – Emilie? – si Panta? dónde estás? – estoy aquí en Leicester Square – yo también, estoy cerca de la calle del metro y tú? – yo igual ...pero no te veo... a ver levanta la mano --- A Emilie la conocí por Internet, me había mandando varias fotos... sin ropa, sería difícil reconocerla con ropa --- la estoy levantando ---Volteaba para todos lados buscándola, no la veía, era un mar de gente --- me ves? – no... no... como vienes vestida? – de jeans y un sweater rojo y traigo una mochila marrón --- cuando dijo marrón la ví... estaba a escasos cinco metros de donde me encontraba --- ya te ví!!! – en dónde estás? – aquí enfrente de ti – hola – hola – creo que ya no es necesario usar el teléfono –jaja - muak -muak--- La saludé de dos besos en la mejilla, a la manera de Europa continental. Emilie nació en México Distrito Federal hey hey ¡!! De Padre mexicano y madre francesa. Sus jefes se pelearon y se hablaban feo, entonces mejor se divorciaron y cada quien jaló por su lado. Su jefe se quedó en México, pero se fue a vivir a Acapulco, trabajaba como director de una universidad privada, su mamá le llegó a Lyon, pero no a Guanajuato, si no al país Galo. Ahí Emilie vivía junto con sus hermanos y el nuevo novio de su mamá en un pisito en el centro de la ciudad. --- mira te presento a Mauricio – hola que tal! Soy Panta..- el ya se va... sólo vino a acompañarme porque no te conocía – Hola, Soy Mauricio --- Era un wei de cabello chino, flaquito, mexicano pero no recuerdo de que parte de México me dijo que era --- eres chilango? – si – y estudias aquí – no, trabajo... tu estudias? – si... pero bueno yo ya me voy – te vas? – si... ahí los dejo... la cuidas --- Mauricio le dio un beso desganado a Emilie en la boca y me dio la mano y se fue --- y que hacemos? A dónde vamos? – hay un restaurante pseudomexicano a la vuelta... se llama Chiquitos – pues vamos ahí si quieres – ok, sólo que tengo que ir al cajero... me esperas o vienes? – te espero aquí – ok... dame cinco minutos --- Emilie se quedó afuera de Chiquitos, yo crucé la plaza hasta al lado de un cine Odeon donde había unos cajeros y saqué unas libras. Seguía haciendo calor. Sabía que Emilie había pasado la noche con ese cuate que me había presentado, no me extrañaba ni me molestaba, según ella era una ninfómana y bueno eso no me molestó en absoluto, lo único que pensaba es que no sé cuantos atoles estaría moviendo. No sé que edad tenía... pero según ella tenía 22 años... yo le calculaba menos. Olvidaba mencionar que Emilie tenía una hermana gemela, que de acuerdo a ella era todo lo contrario en carácter a Emilie. Su hermana se llamaba Teresa. Emilie era la descarriada, la hermana mala, sus problemas serios empezaron cuando estudiaba en el Liceo Franco Mexicano, que quedaba justo enfrentito de la Panadería Ideal y Pabellón Polanco. Emilie empezó a tener gusto por las relaciones sexuales con compañeros y profesores en las instalaciones de la escuela. Gracias a esto, la corrieron. Después sus jefes la pusieron a trabajar en un videocentro, pero un compañero de ella la introdujo al mundo de las drogas. Emilie empezó a robar junto con sus cuates del Videocentro a trausentes para pagarse las drogas, ya que sus jefes no le daban dinero. Su madre se la llevó a Francia, pensando que allá cambiaría, pero le salió el tiro por la culata en una sociedad tan liberal.

Cuando la conocí, no le creía nada sus historias, de hecho me intrigaban y me daban morbo, por eso decidí conocerla, claro además de echarme un polvo sin compromisos. Emilie hablaba un español afrancesado, su voz era muy dulce, era muy bonita de cara, como de una muñequita de porcelana, bajita de estatura y era un poco llenita, tez blanca, cabello claro hasta sus hombros. Había algo en sus ojos que me incomodaba, sentía como que sus ojos nunca acompañaban a sus palabras, sentía que mentía, había cierta maldad, cierta depravadez en esos ojos, pero la neta no me importaba, yo me la iba a tirar, el único problema en ese momento, era que no traía globos.

--- Que onda? – pensé que te ibas a ir! Pensé que no te había gustado y te habías ido – no como crees... fui a sacar dinero y había mucha cola – así como la mía – jajaja – jajaja --- Entramos a Chiquitos y pedimos una mesa. El mesero nos guió a una micromesa que daba al balcón y que tenía vista de la plaza --- y que onda con Mauricio? – un amigo... pasé la noche con el – ahhh osea voy a tener que mover el atole? – si tú quieres ... si - y no le molestó que viniste conmigo? - no, para nada, el es como tú, sabe que onda y solo pasamos un buen rato - y lo conoces de México? - no, también del internet, quizás lo vuelva a ver antes de regresarme a Lyon, a ver... ya habías venido aquí – si, hacía mucho que no venía – aquí has de traer a todas las que te tiras no? – jaja, no como crees, normalmente solo les compro un chesco nadamás – jaja – me gusta tu acento – gracias – a ver dime algo en francés – que quieres que te diga – lo que quieras --- Emilie me dijo algo en francés que no entendí, pero me encantaba como hablaba el idioma galo con esa voz angelical, Emilie sonrió --- Qué me dijiste? – que te voy a coger bien rico en la noche --- sentí un calor en la cara, solo sonreí, pensaba que en lugar de haberla invitado a comer, nos hubierámos ido a coger. El mesero tomó nuestra orden, pedí unos nachos y Emilie una chimichanga. Pedí para beber una cerveza Pacífico, Emilie pidió una agua de jamaica --- No bebes? – no, no me gusta, es que una vez mezclé una droga cuando estaba borracha y fui a dar al hospital --- Mierda! Pero con quién mierda pensaba coger! Una drogadicta! Me iba a tirar a una drogadicta ninfómana. Me daba morbo. Emilie tomó su mochila, sacó una cámara y sin decirme nada mientras platicábamos y comíamos me tomó dos fotos, y puso de nuevo su cámara en su mochila. Me la quedé viendo sacado de onda --- quiéres que te tome una foto? – no, te voy a decir un secreto... me gusta tomar fotos de las personas con las que me acuesto --- le daba un trago a mi botella, mientras pensaba que decir, es que comentarios como ese me dejaban sin palabras --- te has acostado con muchas personas? – muchísimas, por eso mejor para llevar la cuenta, les tomo fotos – pero todavía no nos acostamos – si, pero al rato vamos a estar cogiendo --- Le daba otro trago a mi Pacífico, no sabía que contestarle, había conocido realmente a toda una cabrona, y yo que me creía conocedor, pero que jodido estaba comparado con Emilie. Emilie me daba tres vueltas fácil. La plática se fue poniendo más caliente, Emilie me platicó que no solamente se había acostado con hombres, sino también con mujeres, me empezó a contar sus posiciones favoritas y fantasías --- Oyes, ya me pusiste caliente – si quieres ya vámonos – bueno --- Pedí la cuenta y pagué. Salimos, afuera aún no refrescaba --- vamos a mi hotel? – si, si quieres, donde te quedas? – atrasito de un lugar que se llama Victoria... conoces? – si, si sé como irnos... oie, nadamás que tengo que ir a comprar unos globos – preservativos? --- Hacía mucho que no escuchaba esa palabra, “preservativo”, definitivamente Emilie estaba en otro nivel – si, necesito comprar – ah! No te preocupes, yo vengo preparada, traigo un chingo – segura? – si claro, vengo siempre preparada. Subimos al metro, sudores en la piel, ir fajando y metiéndole mano a Emilie me ocasionaba más calor.

Friday, July 25, 2008

Lobo Hermano en San Joaquín

Acompañé a mi brother Yeyo Llañez a pagar la luz a la colonia Anzures. Como estaba hasta su madre se bajó mientras yo buscaba algún lugar. Después de 2 vueltas y media ví un lugar de poca madre en una esquina. Me estacioné pensando en lo suertudo que había sido. Se sentía fresquito, había estado lloviendo casi todos los días, pero ya se podía ver el cielo azul y al sol que quemaba. Algunas nubes se veían a lo lejos en el horizonte, amenazantes, época de lluvias.

Caminé medía calle y entro a Luz y Fuerza del centro. Pasaron 10 minutos y salí con mi brother Yeyo Llañez, y la nave ya no estaba.

Panta: Verga! Se la robaron?

Una señora que habría la puerta de un zaguán de un edificio y que vestía en chanclas, bata y tubos en su sección frontal craneal se me quedó viendo

Señora desconocida: se lo ha de haber llevado la grúa, siempre se llevan los coches, son unos cabrones los jijos de su chingada!... donde dejó su coche?
Panta: ahí en la esquinita, ahí miré

Señalaba con mi mano el lugar donde había estacionado la nave. No había ningún letrero de no-estacionarse ni nada por el estilo

Señora desconocida: Seguro se lo llevó joven, si le digo que tienen poca madre esos jijos de su...

Caminé hasta la esquina con mi brother Yeyo Llañez.

Yeyo Llañez: seguro que aquí lo dejaste Panta?
Panta: me cae que sí!! Te lo juro por esta! Está bien que ya no conozco bien la Gran Tenochtitlán y me pierdo entre tanto puente nuevo... pero neta que no estoy pendejo y me acuerdo perfectamente que lo dejé aquí
Yeyo Llañez: yo creo que hay que reportarlo como robado...

Volteaba para todos lados, había gente a los alrededores, veo a un paisano, ahí sentado en la banqueta con los brazos cruzados, no sé si era basurero o teporocho pero ahí estaba contemplando como pasaba el tiempo, a unos cinco metros de donde había dejado el coche. Me dirigí hacia para con él.

Panta: buenas... oiga amigo no vió un coche ahí estacionado en la esquina?

El paisano se me queda viendo. Como que se molestó que lo haya interrumpido cuando estaba pensando en algo que seguro era importante.. Me ve con hueva, como que tiene hueva de hablar

Paisa: ondestaba?
Panta: ahí en la esquina! No sé si me lo robaron o se lo llevó la grúa!
Paisa: que´cochera?
Panta: un audio a3 color gris
Paisa: ahh seee! se lo llevó la grúa

El paisa medio levanta el brazo, no sé si para señalarme la dirección en la que se había ido la grúa o como diciéndome que era un pendejo!

Panta: se lo llevó la grúa?
Paisa: seee! Se lo llevó la grúa
Panta: oiga y no sabe donde se los llevan?
Paisa: ahífuerita de San Joaquín?
Panta: San Joaquín?
Paisa: si, fuerita del metro

Panta: como vez? Vamos a ver ahí donde dice el paisano?
Yeyo Llañez: mejor vamos a la delegación a levantar una denuncia de robo... igual y lo están usando para secuestrar a alguien
Panta: vamos primero ahí donde dice el paisano... dice el wei que el vió que se lo llevó la grúa
Yeyo Llañez: igual y ese cabrón les dio el pitazo
Panta: como nos vamos?
Yeyo Llañez: pos en taxi... mira ahí va uno deja hacerle la parada
Panta: nel, mejor vámonos en uno de sitio
Yeyo Llañez: no pasa nada
Panta: nel, no sea la de la malas y falte que además de robarnos la nave, ahora nos asalten en un ecológico...vamos para allá
Yeyo Llañez: pero en donde vamos a encontrar un sitio?
Panta: allá en Polanco, ahí siempre hay, crucemos la calle y hay que buscar uno

Cruzamos la calle en Mariano Escobedo justo donde empieza Mazarik. En la esquina había como un puesto donde venden miguelitos y chamoys, pero dentro había polis. Paraban a algunos vehículos

Panta: mira como roban los hijos de su chingada
Yeyo Llañez: no vayas a decirles nada, lo recogemos, pagamos y nos vamos!


Caminamos una calle y media y vimos un sitio afuera de un Liverpool

Yeyo Llañez: buenos días caballero, requerimos de un servicio
Jefe de Taxistas: a donde va?
Yeyo Llañez: al corralon de vehículos automotores particulares que se encuentra afuera de la estación del sistema de transporte colectivo San Joaquín
Jefe de Taxistas: se lo llevó la grúa!... a ver Leocadio... a San Joaquín de nuevo

Nos señala un taxi y nos subimos con el señor Leocadio

Sr. Leocadio: a San Joaquín?
Panta: si por favor... nos dijeron que ahí hay un corralón
Sr. Leocadio: donde dejaron su coche?
Panta: allá enfrentito, en la anzures
Yeyo Llañez: fuímos a pagar la luz, no nos tardamos ni diez minutos y cuando salimos ya no estaba
Sr. Leocadio: seee... ahí se los llevan... lo dejó estacionado en la esquina!
Panta: si
Sr. Leocadio: siempre se llevan los de las esquinas...no pueden llevarse los que están en medio
Panta: que poca!
Sr. Leocadio: cuando llegue mejor págueles... le dirán cualquier excusa de porque se llevaron el coche... le van a decir que estaba obstruyendo un paso peatonal o una mamada así
Panta: que poca!

El Sr. Leocadio manejaba entre el tráfico y la fauna de Polanco. Justo afuerita del metro Polanco nos agarró un poco de tráfico, una señorita de buenos pechos repartía algo a los coches

Señorita de buenos pechos: hola... tome... toma

Yeyo Llañez: que son?
Panta: a ver... son pastillas contra las agruras
Leocadio: si son buenas...
Panta: las quiere?
Leocadio: si no es mucha molestia si por favor
Panta: tómelas, usté las necesita más que anda todo el día manejando

Llegamos a San Joaquín. Estaba el lugar de la verga. Nos bajamos. Había un poli a la entrada que sostenía un mecate amarrado a una cadena

Panta: buenas... oiga... no sabemos si se llevó nuestro coche la grúa o se lo robaron, pero queremos primero checar si está aquí
Poli 1: a ver pásale a ver, a ver si lo encuentras

Entramos, el sol estaba en su apogeo, se sentía como quemaba rico.

Yeyo Llañez: a ver, tu vete por ese lado y yo por este y nos vemos al final
Panta: orales

Caminaba entre coches, había un chingo, algunos parecían que tenían más días dentro que otros. Me preguntaba si los dueños los buscaban. Seguía caminando, no lo veía, empezaba a pensar lo peor, igual y si se lo habían robado, igual y lo encontrarían allá por el Fajusco, sin llantas y con un encobijado en la cajuela. Faltaba la última hilera, mi brother Yeyo Llañez llega a donde estoy

Yeyo Llañez: nada?
Panta: no
Yeyo Llañez: si se lo chingaron entonces, voy a llamar al seguro
Panta: aguanta, dejame checar allá

Caminé unos metros y ahí estaba, estaba detrás de dos coches y junto a una caseta que lo tapaba

Panta: aquí está
Yeyo Llañez: si es?
Panta: a ver... déjame abrirlo... si, si es
Yeyo Llañez: saca el tarjetón...

Rompí unos sellos en las puertas y saqué el tarjetón, me formé en una cola de una caseta, mientras mi brother Yeyo Llañez indagaba cuantas copias se requerían.

Yeyo Llañez: necesito copias de la tenencia y del tarjeton. Tienes tu licencia y tu credencial de elector
Panta: si, si las traigo
Yeyo Llañez: la licencia mexicana?
Panta: si, menos mal que la renové la semana pasada... déjame preguntarle a ese policía donde sacan copias

Me acerqué al policía que sostenía con su mano un mecate, que a la vez sostenía una cadena

Panta: oiga amigo, sabe donde sacan copias!

El policía me vé y se ría, como que se burla, me señala con su mano

Poli 1: aí

Volteo y hay una especia de puesto donde venden dulces. Voy con mi brother Yeyo Llañez, hay dos hombres, los dos tienen bigote, uno blanco y el otro negro. El hombre de bigote blanco al parecer es el que opera la máquina fotocopias, el otro quizás sea el que vende los dulces.

Yeyo Llañez: Buenos días señor, nos podría sacar dos copias de cada cosa
Bigote Blanco: si como no... a ver

Era una máquina de sacar copias de las viejas, de las verticales que miden como metro y medio, de las que si quieres sacar varias copias en una página, primero sacas una y vuelves a meter el papel al revés, la máquina estaba dentro de un mueble, al parecer algún trabajo especial de carpintería, parecía un ropero que sacaba copias. El hombre de bigote negro no decía nada, como que estaba de malas, quizás se encabrono porque llegamos a pedir copias e interrumpimos algo importante que platicaban. Tenía sus brazos cruzados y nos miraba de arriba abajo.
Pasaron como diez minutos, la máquina era lenta, casi al final la hoja se atascó.

Bigotes blanco: utaa... esta madre siempre se atora, déjeme sacarle otra copia

El hombre de bigotes blancos, sacó la hora toda arrugada y volvió a sacar más copias. La hoja arrugada la empezó a romper

Bigotes blanco: la rompo eh, para que ni crea la usamos
Yeyo Llañez: si no le molesta dármela...
Bigotes blanco: no claro que no...

El hombre de bigotes blancos le dá la copia rota a Yeyo Llañez, y después nos dá las copias.

Bigotes blanco: son seis pesos

Regresamos de nuevo a la cola.

Yeyo Llañez: le pedí esa copia porque no sea la de malas y usen tus datos o algo así... nunca se sabe

Había como 4 personas delante de nosotros. No avanzaba la fila. Muy lenta. Había unos policías con caras de encabronados que atendían. Todo a mano, nada de computadoras

Las grúas salían vacías y regresaban con coches, algunos con las alarmas activadas, cada cinco minutos venía una grúa. Hasta eso eran eficientes. Había un chofer y un policía por cada grúa. Llegaban, dejaban el coche, le ponían sellos en las puertas, cofre y cajuela y entregaban un papel a un policía que vestía una camisa blanca, me imagino era el superior porque todos los demás estaban de azul, y se iban de nuevo. El policia que sostenía el mecate, tenía la función de soltar el mecate para que la cadena cayera al piso cuando entraba o salía alguna grúa y cuando algún cristiano sacaba su coche después de haber pagado su multa. Después levantaba el mecate y la cadena amarrada al mecate también se levantaba, así bloqueba el paso. Estaba otro policía con el, que checaba los documentos cuando salía algún coche.

La cola no avanzaba nada, gente encabronada entraba a buscar su coche. Las grúas no cesaban de llegar con coches. La gente molesta en la fila. Un wei de delante de mi, movía su cabeza en señal quizás de asco. Me voltea a ver

Wei de delante: que poca madre!... donde se lo levantaron!
Panta: ahí en la anzures... ni diez minutos pasaron
Weu de delante: a mi igual... y mire los hijos de su chingada cada cinco minutos metiendo coches...
Panta: que poca tienen...
Yeyo Llañez: todo el varo va para el gobierno legítimo

Risas

La gente molesta, la perdedera de tiempo y sobretodo pagar 540 varos. Si en promedio entraba una grúa cargada cada cinco minutos, entonces el Gobierno de la Ciudad de la Esperanza, se mete al bolsillo 6,480 varos por hora, 51,840 varos en una día laboral de ocho horas (porque no creo que los huevones trabajen horas extras), 259,200 varos en una semana de cinco días (dudo que trabajen los sábados), 1,036,800 varos por mes, 12,441,600 varos en un año. Es un negocio redondo que seguro se reparte en el bolsillo de algunos de nuestros servidores públicos de alta jerarquía.

El sol arreciaba, se sentía el calor cabronamente y la cola no se movía. Las grúas entraban y salían, de hecho tanto coche llegaba que ahora bloqueaban nuestra nave, alguien tendría que mover esos coches para poder salir. Previniendo esto, y como ya estábamos en la cola, pensé que sería más fácil si movieran los coches ahora y estuviera listo para salir cuando pagáramos

Panta: quédate en la cola, le voy a decir a ese wei que mueva las otras naves, porque si no, va a ser otra hora esperando a que lo hagan
Yeyo Llañez: sales

Me dirigí hacia para con el policía de la camisa blanca, que creía era el de más alto jerarquía por no estar vestido con los demás. Era un poli bajito de estatura ya entrado de edad, cabello y bigote blanco, piel cobriza seguro gracias a su trabajo de dirigir el tránsito.

Panta: buenas, oiga amigo necesito un favorsote
Poli 2: ussss... luegoooo, luego
Panta: fíjese que estoy pagando una multa, ya mero me toca, pero mi coche está bloqueado por otros dos coches...
Poli 2: donde estás formado?
Panta: allá mire, con él...

Señalo a mi brother Yeyo Llañez

Poli2: con ese de pantalón café
Panta: el mismo
Poli2: y´on´ta tu nave?
Panta : allá mire, detrás de esa caseta...
Poli 2: no hay pedo, cuando vayas a salir me dices güey y yo te muevo los coches
Panta: serio?
Poli 2: si güey, no hay pedo

El poli 2 me dá la mano. Se la doy. Pensaba que quería saludarme, pero al dársela el wei hace unos movimientos raros con su mano, algo así como un saludo banda, un saludo de ciudad perdida, un saludo de los panchitos. El Poli tenía una coca-cola chiquita de vidrio en su bolsa, y la saca

Poli 2: güey, necesito que tú me hagas un favor a mi!
Panta: que necesita?
Poli 2: ábreme mi coca-cola con tu reló!

El poli 2 se quedó viendo mi mano, se quedaba mirando mi reloj.

Panta: no pos que pasó! Se me jode!!
Poli 2 : pero se ve re juerte tu reló, que se va a romper!!... pero no hay pedo güey, tu me dices que coches y yo te lo saco
Pantas: gracias

Me regresé a la fila. El sol seguía fuertísimo.

Yeyo Llañez: es tu cuate?
Panta: ya somos cuates... si viste como me dio la mano no?... el cabrón me dijo que le abriera la coca-cola con mi reloj... inche rata
Yeyo Llañez: ratota!

Seguimos esperando, pasaron como dos horas y era nuestro turno. Un policía mala cara atendía, lo hacía con toda la güeva del mundo. Afortunadamente no hubo contratiempos, pagamos, ahora a sacar el coche. Me dirigí con el mismo poli con el que había hablado. Me dirijo hacia él

Poli 2: que pedo güey, ya?
Panta: si mi poli, me echa la mano?
Poli 2: cuál es tu coche?
Panta: ese Audi, atrasito de la caseta...
Poli 2: mira güey, dile a ese ojete de esa grúa que te lo mueva, que digo yo
Panta: así le digo? Que dice usté?
Poli 2: si caon! Dile que dije yo que te lo moviera
Panta: como se llama?
Poli 2: dile, que te dijo el Hermano Lobo...
Panta: el Hermano Lobo?
Hermano Lobo: si güey!! Diles y no hay pedo
Panta: sales... gracias
Hermano Lobo: no hay pedo güey

El wei, me dá la mano de nuevo, y hace la misma seña con su mano, ese saludo panchito

Nos dirigimos hacia la grúa.

Yeyo Llañez: hermano Lobo??
Panta: no seas cabrón!
Yeyo Llañez: ha de ser secuestrador el cabrón
Panta: no lo dudaría

Había una grúa que estacionaba un coche. Una mujer poli también estaba ahí. Esperé a que terminaran de acomodar su coche

Panta: oye amiga, acabamos de pagar una multa, pero hay varios coches enfrente y no podemos sacarlo

Poli 3: cuál es tu coche?
Panta: ese gris, detrás de la caseta...
Poli 3: pero tienes autorización?
Panta: si mire, aquí está la multa, y el hermano Lobo me dijo que estaba bien
Poli 3: el pinche lobo?
Panta: si...
Poli 3: no hay pedo!

La poli 3 le dice al gruyero que mueva dos coches de enfrente, nos subimos y avanzamos

Yeyo Llañez: yo creo que hay que darle algo al Hermano Lobo
Panta: ya nos robaron quinietos varos, que vayan y chinguen a su madre

Me paro antes de la cadena, el hermano lobo platicaba con unos gruyeros, un poli se acerca y le entrego la multa, el poli checa la placa y me regresa la multa

Poli 4: pásele... baja la cadena güey

El poli 1, que tenía la honorable función de subir y bajar la cadena, la baja

Poli 1: hasta luego!
Panta: hasta luego

Salimos a la calle

Panta: y ´hora?
Yeyo Llañez: yo creo que vete para allá!
Panta: está de la verga por aquí!
Yeyo Llañez: si, mejor sube tus cristales y pícale!
Panta: pero si ya nos robaron!

Friday, July 04, 2008

Divagaciones Vol. 11

En las últimas semanas, le he entrado cabronamente a la comida japonesa, en promedio dos veces por semana. Me gusta mucho el sabor del pescado crudo y la salsa de soya. Leí por ahí que el wasabi ayuda a matar a los bichos del fish, no me gusta mucho, pero quizás tendré que entrarle si es que sigo como mis gustos por lo crudo.

Hace unos meses, ví un show en la TV, una cocinera inglesa que se va a lo más recóndito de Hispania para encontrar recetas verdaderas y comer como lo hacen la gente del campo. Sobre la cocinera, me imagino hija de gachupines puesto que de inglesa no tenía nada, además de que su español era muy bueno. Gracias a este programa, he dejado de disfrutar el chorizo, sin albur, era de los que disfrutaba un buen bocadillo de chorizo con queso de la mancha. Pero cuando la susodicha cocinera mostró una grande olla llena de sangre de cerdo con no sé que mierda ahí dentro que flotaba, y luego una mujer vieja le dá vueltas a la olla con una gran cuchara y luego mete su dedo a la sangre de la olla y se chupa el dedo, y se le ocurre decir a la cocinera que están haciendo chorizo... hasta ahí llegó mi amor. No he podido recuperarme. De acordarme me dá asco.

Acabé de leer "Bandit Roads - into the lawless heart of Mexico" de Richard Grant. Un inglés desadaptado que se cree vaquero gringo se interna en la Sierra Madre Occidental en busca de aventuras. Empieza bien, pero el final es una mamada, el wei cree que unos mexicans lo están cazando sin motivo aparente, solo por diversión y se larga y jura nunca más volver a ese país salvaje y no civilizado llamado México. Pero la verdad que a mi no me quedó claro si le querían dar crank como al alacrán. Igual y querían invitarle una chela, o lo estaban buscando porque creían que le pasó algo. No sé, pero un poco exagerado el wei.

Lo que si me sacó de onda del libro, es que según esa parte de la sierra madre está llena de narcos y ratas, plantíos de drogas y según es ultra tera penta peligroso. No conozco, pero me puse a ver en google map los pueblos donde este pseudo vaquerito pasa y los paisajes se ven de poca madre. Igual y organizo un road trip con unos cuates. A ver.

Para el avión: "Living to tell the tale" del maestro Gabo García Marquez y "The Hugo Chavez story - from mud hut to perpetual revolution" de Bart Jones.

Estoy en "holiday mode", ya me vale madres mi chamba, que alguien más se preocupe.

Y como es usual, no he terminado de empacar, llevo hasta ahora media maleta. Llevo dos, cada maleta hasta 32 kilos, no llevo mucho, más que regalitos. Me las traigo de regreso llenas de provisiones. Cabe mencionar, que a partir de noviembre, solo aceptan maletas de hasta 23 kilos, si uno desea llevar más kilos, hay que pagar 25 varos. Inches ratas.

El clima para mañana en la capital británica: lluvias, con posibles gales. Solo espero que no haya tanto ventarrón como la vez pasada