Tuesday, December 04, 2007

Al otro día

Veníamos de su hotel. Platicábamos en el malecón y estaba obscureciendo, a lo lejos se veía la obscuridad de la selva iluminada a veces por rayos y despertada por los truenos de la lejana tormenta. Un viento suave y cálido empezaba a soplar. Seguro empezaría a llover más tarde, esa agua del cielo que era tibia. Olía a vida, a verde, y a veces se sentía como si se pegara en la piel, brillante y pegajosa.

--- Y cuándo irás a Lima? – no sé... pero cuando vaya te marco y salimos... y si quieres también con el coronel – no es coronel y ya no me importa... es un imbécil – bueno lo que sea pues – me encantan como habláis los mejicanos – y a mi me gusta un chorro como hablan las gachupinas --- Arantxa era madrileña y había terminado de estudiar medicina en la Complutense. Estaba haciendo prácticas profesionales en el Hospital Militar Central en Lima. Ahí había conocido a Juan Martín, un militar también médico como ella que era su enamorado.

Habían planeado pasar unos días de vacaciones en la selva, en Iquitos, todo estaba planeado, en el trayecto hacia el Aeropuerto Jorge Chavez, Juan Martín recibió una llamada a su celular --- si? ... ya pe? ... cómo? ... no no puedo pe... pero... pero...claro que si pe... pero... ya... ya... chau --- Juan Martín que era cinco años mayor que Arantxa, la volteó a ver y le tomó la mano --- el deber me llama preciosa – qué? – si...voy a tener que cancelar mi viaje – pero qué dices? – me llamó el Comandante Leónidas y tengo una misión especial – pero que dices? que misión especial? – no puedo decirte, es secreto de estado... – pero es que lo teníamos planeado... – no, no... tú ve, trataré de alcanzarte – pero como quieres que me vaya sola? – si... si tu ve --- Juan Martín, le dijo al chofer que detuviera el auto y se bajó, indicándole al mismo tiempo que siguiera el trayecto hacia el aeropuerto y dándole dos billetes de 20 soles

--- es un hijo de puta – si, que mala onda – lo que me dió más rabia fue que me mandó el muy cabrón sola...--- Yo había llegado en un vuelo de Transportes Aéreos Nacionales de la Selva procedente de Pucallpa. El vuelo había tomado poco más de una hora y el avión era un antiguo modelo que seguro perteneció al ejército rojo soviético, ya que las señales de no fumar y los asientos estaban en ruso. La conocí hasta el siguiente día de mi llegada, cuando fuí transportado al campamento selva dentro en compañía de tres ucranianos, el guía Miguel y Martín, un mono araña que se colgaba en la panza de Popi una perra que vivía en el campamento y a la cual Martín celaba y se encabronada incluso amenazando con morder si uno trataba de acariciarla.

Arantxa había llegado al campamento, junto con dos italianos, padre e hijo, de la cual no se le despegaba el más joven. De hecho cuando la conocí pensé que eran enamorados, hasta que Miguel me dijo que no lo eran --- no pe, se conocieron aquí pe...según escuché la dejó el enamorado, que es militar, plantada en el avión --- Al día siguiente, Fanny, su hermana y el novio de ésta arrivarían al campamento. Durante los siguientes días nos la pasaríamos en grupo visitando tribus indígenas, paseando en canoa, búscando árboles de tarántulas, tomándonos fotos con serpientes y buscando lagartos en las noches. Arantxa y el hijo del italiano pasaban las noches juntos en una cabaña. Mi último día lo pasaría junto con Arantxa en el campamento, todos los demás habían salido por la mañana puesto que tenían que tomar su vuelo mañanero a Lima. Arantxa y yo saldríamos hasta la tarde, por lo que nadaríamos en el amazonas buscando delfines rosados donde pude apreciar su redondos y grandes senos que parecían flotadores, y almorzaríamos unas pirañas que pescamos, las cuales eran rosadas, chiquitas, casi no tenían carne y tenían unos dientes enormes, sabían a pescado.

Al llegar de nuevo al puerto de Iquitos procedentes del campamento, Arantxa recibió un mensaje de Juan Martín por medio de la agencia de viajes, le había reservado una habitación en un hotel y le avisaba que llegaría más tarde. --- es un cabrón... que se cree?... que estoy a su disposición?... joder... --- Miguel, el guía nos llevó a nuestros hoteles, yo me quedaría en el mejor hotel de Iquitos, El Dorado... me dejaron primero en mi hotel --- bueno...quieres ir a tomar algo más tarde? – claro... dame una hora y nos vemos después --- Miguel me dijo que pasaría por mi en una hora, para mostrarme el hotel de Arantxa que se encontraba a un par de jirones del mío.

Entré a mi cuarto y lo primero que hice fue cagar... que no lo había hecho los cuatro días anteriores y me duché. Que rico era volver a la civilización. Era un cuarto bacán, tenía una cama king size, el cuarto de baño parecía otra recámara, aire acondicionado y televisión satelital, pude contemplar las noticias del canal de las estrellas.

A la hora Miguel pasó por mi y me llevó hacia donde Arantxa. Le llamé a su cuarto por el teléfono de la recepción y me dijo que fuera a su cuarto mientras la esperaba ya que aún no estaba lista. Me dirigí al cuarto 204 en el segundo piso, era un hotel más sencillo del que me encontraba yo, pero eso sí, tenía todo lo básico. Hacia calor, había sudado en el corto trayecto de mi hotel a donde Arantxa, mi camiseta estaba empapada. Toqué la puerta y Arantxa abrió. Estaba envuelta en una toalla blanca. --- Pasa y siéntate Panta... apenas hace10 minutos me dieron el cuarto... al parecer no lo habían desocupado... y lo tenían que limpiar – no hay problema, no hay prisa... no hay nada mejor que hacer... además afuera hace un calor que te cagas – si ya veo ---Arantxa me miró la camiseta empapada y sonrió --- seguro tu hotel es mejor que éste no? – mmm un poco más grande --- Me senté en un sillón que estaba al lado de la cama y prendí la tele, Arantxa se metió al baño, abrió la llave de la ducha y volvió a salir --- hombres... son todos iguales – pues que hago mientras pe? – ya habláis como peruano – se pega... jaja – jaja – por cierto te llamó tu enamorado? – no aún no y prefiero que no me llame... me dejó un mensaje en la recepción diciendo que llega hoy en el último vuelo de Lima... --- Arantxa regresó al baño, se había formado una neblina, salía vapor caliente del cuarto de baño --- Pantaa --- me gritó Arantxa --- Cierra la puerta del baño por favor --- Me levanté y me dirigí a cerrar la puerta, pude ver el cuerpo desnudo de Arantxa a través de la cortina semitransparente de la ducha. Al cerrar la puerta, Arantxa se asomó abriendo la cortina y dijo --- ven.... entra... está rica el agua --- Me le quedé viendo un poco sacado de onda no sabiendo que hacer, pensaba que a lo mejor no había escuchado bien y no quería cagarla, dí un paso hacia delante muy lentamente --- pero tío quitate la ropa --- Ahora sí, había entendido bien, cerré la puerta, me quité la ropa que llevaba lo más en chinga que pude, que no sé porqué pero se me hizo eterno y me metí con ella a la ducha. ---jo tío... eres lento --- La tomé de la cintura y la besé en la boca. El chorro de agua caía sobre nuestras cabezas. Arantxa era un poco más baja de estatura que yo, era blanca, tenía los ojos claros, como de gargajo, su cabello era quebrado y cafesoso, le llegaba hasta por un poco debajo de los hombros, no era gorda, ni delgada.


--- Ya va a llover... – si, lo que me gusta es que cuando llueve no hace frío... – ya te acostumbraste a la selva verdad Panta? – si... creo que sí – pues yo es la primera que vengo y estoy encantada --- Seguíamos en el malecón, había más gente, parejas de enamorados y familias caminando, tomando helados y refrescos. Iquitos era un lugar mágico, sólo se podía llegar ahí o por avión o por barco, no había pistas ya que la tecnología aún no había vencido a la naturaleza. El centro estaba lleno de residencias construídas a finales del siglo diecinueve. Había una en especial que me llamaba la atención, la había diseñado el mismo Gustavo Eiffel, era una residencia de Hierro, había sido manufacturada en Europa, viajando por barco hasta Brasil para después navegar hasta donde nace el Amazonas, ahora eran las oficinas del consulado británico. Todas las residencias habían sido construídas en la época del caucho, exploradores, ingenieros e inversionistas se instalaron en Iquitos para explotarlo... era el petróleo del hoy.

Nos fuímos a un restorán donde yo pedí un ninajuane y una agua de maracuyá y Arantxa un tacacho con cecina y una coca-cola. --- Panta... no quiero que pienses que me estoy aprovechando de ti – jaja no hay bronca... tu aprovéchate lo que quieras – jaja – bueno... yo tampoco quiero que pienses que me aproveché de ti por lo del militar – no para nada... me gustas... – tú también a mi.... a qué hora dices que llega? – en el último vuelo según – vas ir a recogerlo? – no... que se joda! – y sigues con tu plan de regresar a Lima mañana? – si... y tú? – también regreso a Pucallpa... a que horas sale tu vuelo? - como a medio día y el tuyo? – también creo – si quieres nos vemos antes, desayunamos y nos vamos al aeropuerto juntos – si claro... no se enoja el militar? – no te preocupes por él... le digo que eres un amigo que conocí en el campamento --- Salimos, eran cerca de las diez de la noche, el suelo estaba empapado, había llovido, olía a tierra mojada, los mosquitos empezaban a acechar, las estrellas se asomaban, se podía ver la estrella del sur de luz más fuerte que las demás.

Dimos un paseo por el malecón y estuvimos fajando un rato. La llevé a su hotel y me dijo que pasaría al otro día a las nueve y media por mi. Regresaba a mi hotel y ví un antro que estaba abierto, como era temprano decidí entrar a tomar una San Juan.

Entré y estaba medio lleno, estaba tomando mi chela pacientemente en la barra y viendo el ganado. Ví a la charapa más guapa con la que me había topado. Era alta, con el cabello lacio hasta por arriba de la cintura y de piel canela. Tenía un potote. Estaba con unas amigas pero le hablé... no perdía nada, --- Hola... te puedo invitar algo? --- me echó una mirada de arriba abajo y sonrió --- de dónde eres? – de México... tú eres de aquí? – si claro... y que haces tan lejos amigo mexicano? – conociendo Iquitos – y ya descubriste los misterios de la selva? – los estoy descubriendo... me llamo Pantaleón --- sonrió --- yo soy Ruth Carina... mucho gusto... me tomo lo mismo que tú!!!---

No me acuerdo mucho de lo siguiente, se vienen a mi cabeza imágenes borrosas, creo que me empedé con pizco sours, que claman tanto los peruanos como los chilenos e invité después a Ruth Carina a mi cuarto. Llegamos a mi cuarto echando desmadre, estábamos muy pedos. La desnudé, le quité sus blue jeans entallados que llevaba, un top de color negro que se prendía alrededor de su cuello dejando ver sus hombros y espalda. Sus senos eran pequeños pero firmes, a diferencia de Arantxa, Ruth Carina era delgada. Su cabello largo cubriendo su cuerpo desnudo la hacía ver muy sexy.

Me dijo que volvería a la mañana siguiente para despedirse de mi, pero tenía que irse porque alguien estaba cuidando a su hijo. La llevé de nuevo a la recepción del hotel, puesto que el hotel era como un laberinto, nos dimos un beso y se fué --- Saludé al recepcionista, ya conocía a todos los que laboraban en ese hotel de la calle de Napo --- se la está pasando bien Señor Pantoja? – si muy bien... – me alegro... – hasta mañana – hasta mañana Señor Pantoja --- No sé que horas eran, pero me metí a mi cuarto, me eché a la cama y cerré los ojos, mi cabeza daba vueltas.

--- Ring- ring... ring-ring... ring-ring – aló? – Buenos días señor Pantoja… es la recepción – si? – ya llegaron por usted?... su guía --- ví mi reloj y eran las nueve y veinte de la mañana, la luz entraba por la cortina que había dejado abierta, me dolía la cabeza, tenía sed y el cuarto era un desmadre --- dígales que bajo en diez minutos... – claro Señor Pantoja...también justo acaba de llegar otra señorita – la que viene con Miguel el guía? – no... la otra señorita --- Me acordé de Ruth Carina, que me dijo que vendría para el mañanero --- ehhh – no se preocupe señor Pantoja... le diré que no está – si...eso está bien... gracias – no se preocupe ---

Me levanté en chinga y eché todo a la maleta, me dí un duchazo y bajé. Miguel el guía estaba ahí con Arantxa. No veía a su enamorado el militar. Tampoco veía a Ruth Carina. --- Hola Panta – hola Panta – hola – todo bien? – si... – estabas dormido? – si, estuve viendo la tele... no sé a que hora me dormí --- Hice el papeleo del check-out, la recepcionista me sonreía pícaramente --- espero que se la haya pasado bien señor Pantoja – si claro – vuelva pronto – claro... lo haré ---

Salimos y nos subimos a una combi, Miguel conducía y Arantxa y yo nos fuímos atrás. Arantxa me cogió de la mano. --- y? – y nada tío – como que nada? – pues me llamó un rato después de que me dejaste en mi hotel – y? – y nada... me dijo que al final no podría venir...que tenía otra misión ... – que mala onda – estuve a punto de irme contigo a pasar la noche... pero pensé que ya estarías dormido y no quise molestarte – no...para nada, hubieras ido... no hice nada interesante --- Arantxa sonrió y nos dimos un beso. Volteaba preocupado tratando de encontrar a Ruth Carina que había estado en el hotel al mismo tiempo que Arantxa, tenía miedo de que me la fuera a hacer de a pedo.

Miguel manejaba y nos conducía al aeropuerto --- ey Panta... quién fue a buscarte en la mañana pe? – quién? – si una señorita preguntando por ti... justo cuando llegamos... – ahhh de una agencia de viajes... me dijo que iba a regresar para mostrarme unas promociones o algo así – que agencia? – ni idea? – cómo se llamaba? – no sé... creo no me dio su nombre... – si quieres regresar pe, ya sabes donde está mi agencia, yo te doy buenos precios... --- Traté de cambiar la conversación hasta que llegamos al aeropuerto.

Me despedí en chinga de Miguel e hicimos el check in, Arantxa por Aerocontinente y yo por Transportes Aéreos Nacionales de la Selva, y entramos a las salas de embarque, no quise quedarme fuera por miedo de encontrarme a Ruth Carina, y es que no había nada serio ni formal con Arantxa, pero me daba cosa que supiera que estuve con otra, después de haber estado con ella.

Desayunábamos en un café antes de partir a nuestros destinos. --- y qué vas a hacer? – nada...el se lo perdió... cuando vayas a Lima llámame – si lo haré... definitivamente --- Saboreaba un jugo de maracuyá, no pedí nada de comer, me sentía con ganas de vomitar, al final me tomé tres.

Me despedí de Arantxa, le dí un beso y embarcó ella primero para su vuelo a Lima. Diez minutos después llamaron para mi vuelo, iniciaba el abordaje.

Meses más tarde fuí a Lima, tenía planeado ver a Arantxa, pero no pude porque Claudinne se fué conmigo. Le llamé un par de meses cuando ya no estaba en el Perú. Arantxa se encabronó. --- qué? estuviste en Lima y no me avistaste? – si... es que tuve que salir por trabajo – Panta... eres un tonto --- Y me colgó el teléfono. No volvió a responder a mis llamadas ni a los e-mails que le mandé. Tampoco volví a verla

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