Wednesday, July 30, 2008

En Chiquitos

Quedé de verla en Leicester Square... no es el mejor lugar para quedarte de ver con alguien, demasiada gente, sobretodo en verano. Era uno de esos pocos días calurosos en la isla, donde el metro es un horno que huele a sobaco y el aire en las calles está estático y se siente un bochorno que solo una chela bien helodia lo cura. Lo único bueno de los días de la calor, es que siempre me puedo echar un muy buen taco de ojo, y no tengo necesidad de ir al Keops para ver chichi.

Cuando salí de la estación del metro, le marqué a su celular --- aló? – Emilie? – si Panta? dónde estás? – estoy aquí en Leicester Square – yo también, estoy cerca de la calle del metro y tú? – yo igual ...pero no te veo... a ver levanta la mano --- A Emilie la conocí por Internet, me había mandando varias fotos... sin ropa, sería difícil reconocerla con ropa --- la estoy levantando ---Volteaba para todos lados buscándola, no la veía, era un mar de gente --- me ves? – no... no... como vienes vestida? – de jeans y un sweater rojo y traigo una mochila marrón --- cuando dijo marrón la ví... estaba a escasos cinco metros de donde me encontraba --- ya te ví!!! – en dónde estás? – aquí enfrente de ti – hola – hola – creo que ya no es necesario usar el teléfono –jaja - muak -muak--- La saludé de dos besos en la mejilla, a la manera de Europa continental. Emilie nació en México Distrito Federal hey hey ¡!! De Padre mexicano y madre francesa. Sus jefes se pelearon y se hablaban feo, entonces mejor se divorciaron y cada quien jaló por su lado. Su jefe se quedó en México, pero se fue a vivir a Acapulco, trabajaba como director de una universidad privada, su mamá le llegó a Lyon, pero no a Guanajuato, si no al país Galo. Ahí Emilie vivía junto con sus hermanos y el nuevo novio de su mamá en un pisito en el centro de la ciudad. --- mira te presento a Mauricio – hola que tal! Soy Panta..- el ya se va... sólo vino a acompañarme porque no te conocía – Hola, Soy Mauricio --- Era un wei de cabello chino, flaquito, mexicano pero no recuerdo de que parte de México me dijo que era --- eres chilango? – si – y estudias aquí – no, trabajo... tu estudias? – si... pero bueno yo ya me voy – te vas? – si... ahí los dejo... la cuidas --- Mauricio le dio un beso desganado a Emilie en la boca y me dio la mano y se fue --- y que hacemos? A dónde vamos? – hay un restaurante pseudomexicano a la vuelta... se llama Chiquitos – pues vamos ahí si quieres – ok, sólo que tengo que ir al cajero... me esperas o vienes? – te espero aquí – ok... dame cinco minutos --- Emilie se quedó afuera de Chiquitos, yo crucé la plaza hasta al lado de un cine Odeon donde había unos cajeros y saqué unas libras. Seguía haciendo calor. Sabía que Emilie había pasado la noche con ese cuate que me había presentado, no me extrañaba ni me molestaba, según ella era una ninfómana y bueno eso no me molestó en absoluto, lo único que pensaba es que no sé cuantos atoles estaría moviendo. No sé que edad tenía... pero según ella tenía 22 años... yo le calculaba menos. Olvidaba mencionar que Emilie tenía una hermana gemela, que de acuerdo a ella era todo lo contrario en carácter a Emilie. Su hermana se llamaba Teresa. Emilie era la descarriada, la hermana mala, sus problemas serios empezaron cuando estudiaba en el Liceo Franco Mexicano, que quedaba justo enfrentito de la Panadería Ideal y Pabellón Polanco. Emilie empezó a tener gusto por las relaciones sexuales con compañeros y profesores en las instalaciones de la escuela. Gracias a esto, la corrieron. Después sus jefes la pusieron a trabajar en un videocentro, pero un compañero de ella la introdujo al mundo de las drogas. Emilie empezó a robar junto con sus cuates del Videocentro a trausentes para pagarse las drogas, ya que sus jefes no le daban dinero. Su madre se la llevó a Francia, pensando que allá cambiaría, pero le salió el tiro por la culata en una sociedad tan liberal.

Cuando la conocí, no le creía nada sus historias, de hecho me intrigaban y me daban morbo, por eso decidí conocerla, claro además de echarme un polvo sin compromisos. Emilie hablaba un español afrancesado, su voz era muy dulce, era muy bonita de cara, como de una muñequita de porcelana, bajita de estatura y era un poco llenita, tez blanca, cabello claro hasta sus hombros. Había algo en sus ojos que me incomodaba, sentía como que sus ojos nunca acompañaban a sus palabras, sentía que mentía, había cierta maldad, cierta depravadez en esos ojos, pero la neta no me importaba, yo me la iba a tirar, el único problema en ese momento, era que no traía globos.

--- Que onda? – pensé que te ibas a ir! Pensé que no te había gustado y te habías ido – no como crees... fui a sacar dinero y había mucha cola – así como la mía – jajaja – jajaja --- Entramos a Chiquitos y pedimos una mesa. El mesero nos guió a una micromesa que daba al balcón y que tenía vista de la plaza --- y que onda con Mauricio? – un amigo... pasé la noche con el – ahhh osea voy a tener que mover el atole? – si tú quieres ... si - y no le molestó que viniste conmigo? - no, para nada, el es como tú, sabe que onda y solo pasamos un buen rato - y lo conoces de México? - no, también del internet, quizás lo vuelva a ver antes de regresarme a Lyon, a ver... ya habías venido aquí – si, hacía mucho que no venía – aquí has de traer a todas las que te tiras no? – jaja, no como crees, normalmente solo les compro un chesco nadamás – jaja – me gusta tu acento – gracias – a ver dime algo en francés – que quieres que te diga – lo que quieras --- Emilie me dijo algo en francés que no entendí, pero me encantaba como hablaba el idioma galo con esa voz angelical, Emilie sonrió --- Qué me dijiste? – que te voy a coger bien rico en la noche --- sentí un calor en la cara, solo sonreí, pensaba que en lugar de haberla invitado a comer, nos hubierámos ido a coger. El mesero tomó nuestra orden, pedí unos nachos y Emilie una chimichanga. Pedí para beber una cerveza Pacífico, Emilie pidió una agua de jamaica --- No bebes? – no, no me gusta, es que una vez mezclé una droga cuando estaba borracha y fui a dar al hospital --- Mierda! Pero con quién mierda pensaba coger! Una drogadicta! Me iba a tirar a una drogadicta ninfómana. Me daba morbo. Emilie tomó su mochila, sacó una cámara y sin decirme nada mientras platicábamos y comíamos me tomó dos fotos, y puso de nuevo su cámara en su mochila. Me la quedé viendo sacado de onda --- quiéres que te tome una foto? – no, te voy a decir un secreto... me gusta tomar fotos de las personas con las que me acuesto --- le daba un trago a mi botella, mientras pensaba que decir, es que comentarios como ese me dejaban sin palabras --- te has acostado con muchas personas? – muchísimas, por eso mejor para llevar la cuenta, les tomo fotos – pero todavía no nos acostamos – si, pero al rato vamos a estar cogiendo --- Le daba otro trago a mi Pacífico, no sabía que contestarle, había conocido realmente a toda una cabrona, y yo que me creía conocedor, pero que jodido estaba comparado con Emilie. Emilie me daba tres vueltas fácil. La plática se fue poniendo más caliente, Emilie me platicó que no solamente se había acostado con hombres, sino también con mujeres, me empezó a contar sus posiciones favoritas y fantasías --- Oyes, ya me pusiste caliente – si quieres ya vámonos – bueno --- Pedí la cuenta y pagué. Salimos, afuera aún no refrescaba --- vamos a mi hotel? – si, si quieres, donde te quedas? – atrasito de un lugar que se llama Victoria... conoces? – si, si sé como irnos... oie, nadamás que tengo que ir a comprar unos globos – preservativos? --- Hacía mucho que no escuchaba esa palabra, “preservativo”, definitivamente Emilie estaba en otro nivel – si, necesito comprar – ah! No te preocupes, yo vengo preparada, traigo un chingo – segura? – si claro, vengo siempre preparada. Subimos al metro, sudores en la piel, ir fajando y metiéndole mano a Emilie me ocasionaba más calor.

5 comments:

M said...

supongo que habra segunda parte, no? :O

Pantaleon said...

Doña Macarena, claro que si, un dia de estos la continuo
saludos

M said...

Mi marido me compró un salchichón de chorizo que está en el refrigerador, cada vez que lo veo me acuerdo de lo que escribiste. No le contaré a mi marido para que se lo coma él, no me gusta botar comida, pero le contaré cuando se lo haya acabado aunque con sus costumbres alimenticias, no creo que le importe mucho...

Pantaleon said...

Macarena,
Salchichón... que rico era antes de ver ese programa, hace ya bastante que no ingiero esos productos, espero algún día poder recuperarme.
Como son las costumbres alimenticias de su esposo? No comen al animal vivo o si?
saludos

Geko said...

ya pase por eso, lo bueno es que no andas con preambulos. ya te contare
Saludos mi comandante