Friday, November 27, 2009

El Follarde

Ya era de madrugada, serían las dos o tres, estaba pedo, no sé cuántos whiskeys con coca-cola me había chutado, venía de los wateres (pronúnciese con v de vaca), estaba en estado happy-etílico, un poco mareado, pero no borracho de caerme, sino de esas veces que uno está tan pedo que cuando pasas junto a un espejo, no te reconoces y dices... ay cabrón, quién es ese wei?...yo lo conozco. Nunca he sido un borracho impertinente o agresivo como el Vikingo de Ecatepec que una vez los de seguridad lo tuvieron que sacar a madrazos de un antro en Guanajuato. Yo más bien, soy de los que se tranquilizan y en cuanto vea una cama y cierro los ojos, no sé nada más de mi. Practicamente me vuelvo un fácil cuando me pongo pedo.

No me gusta el vino rojo porque si tomo mucho la cruda es de las peores. Cabe mencionar que si me emborracho con tequila, el efecto más grande es que me da sed, pero de ahí en fuera, nada más. La música estaba a todo volumen, cuando llegamos era una música suave y de ambiente, donde era posible platicar a una distancia razonable, ahora pareciera como si estuviera en un rave en Teotohuacán. Caminaba mareado mirando mi reloj en el pasillo que venía de los wateres y una mujer rubia oxigenada como de unos 40 y tantos se cruza en mi camino --- hola – Hola --- Iba toda de blanco, zapatillas blancas, licras blancas y un top pegadísimo también blanco. Creo que traía cirugías por todos lados. --- Vamos a bailar! --- Me cogió de la mano y nos fuímos a una zona donde muchos rucos de su edad que movían el esqueleto. No me pude resistir, el alcohol me hace vulnerable. La tía era wapa, seguro que cuando era más joven debió haber roto muchos corazones. Sus tetas desafiaban la gravedad, es ahí donde me empecé a dar cuenta que seguro se había metido cuchillo, nadie tiene las tetas así a esa edad. Era delgada, y bronceada, de ese color anaranjado tan característico de los nativos de las zonas mediterráneas de Iberia. Volteaba a ver si veía a la cuadrilla, pero nada, pensaba que me habían abandonado. --- quieres algo de tomar? – como? – que si quieres algo de beber! Ahh si... claro... lo mismo que tu--- Estaba pedo y normalmente a mi, no se me dá eso de la bailada. Fuí a la barra y pedí otros dos whiskeys con coca-cola.

Regresé con la tía buena de blanco, esta vez estaba con sus amigas... todas de su misma edad --- aquí tienes – gracias --- La tía, me toca la cara con su mano y me da un beso en la mejilla... muy maternalmente... me sentí raro. Sentí como si de pronto, el efecto etílico se me estuviera pasando más rápido. Como cuando uno está pedo y tienes un susto... y se te quita lo pedo, así me sentí. Una de sus amigas regresaba con un montonal de abrigos y los empezó a repartir. La tía de blanco se toma el whiskey en dos tragos --- bueno... ya me voy.... vienes conmigo? --- La noche era fría puesto que estábamos en pleno invierno, la tía estaba buena y yo estaba pedo. Justo cuando le iba a contestar, una mano me jaló. --- Panta... que te estabámos buscando ... --- A la tía de blanco solo le dije bye. --- Joder Panta... que te debo de estar cuidando – joder Bego...creo que me has salvado – bueno no, deja que le cuente a María que estabas ligando con tías del doble de tu edad.... – no le vas a contar nada ... o sí?-

Jueves... alguien había sugerido ir a por unas cañas. Nos fuímos en varios coches. Yo me fui con Ergo en su Seat Altea. Ergo era todo un freak, le gustaba la música de José Luis Perales y tenía todos los dientes madreados de tanto fumar rubios. Llegamos a José Luis en Paseo de la Habana y las cañitas ya estaban servidas. También había tapas de jamón, chorizo y unas andaluzas que eran de mejillones y anchoas. El lugar estaba a reventar y bebíamos y comíamos en la calle a pesar del invierno madrileño. Yo para ese entonces, tenía mi abrigo que me había tenido que comprar a huevo, en el Corte Inglés de Preciados. El día había sido de esos con cielos azules, de esos desde donde la oficina, se podía ver la sierra madrileña con sus picos ya cubiertos de hielo y el aeropuerto de Barajas a lo lejos, con los avioncitos despegando y aterrizando. A veces, me iba a la máquina de cafés que estaba justo al lado de los elevadores y me ponía a pensar que vuelo iría o venía de México.

Estábamos Bocharán, Mateo, Terijel, Pablo, Ergo, Enrique, Encarni, Begoña, San Fuentes y su fiel escudero Panza, Martha, dos amigas de Bego y un servidor.

Las tiendas de las calles ya estaban adornadas por los festejos navideños y las calles estaban llenas con tráfico y mucha gente. Se sentía ya el espíritu navideño --- Espera a que llegue verdaderamente el invierno y te vas a cagar de frío de verdad tronco --- Me decía Mateo, a lo que San Fuentes añadía que normalmente no caía nieve en Madrid, pero cuando caía era un frío como si se estuviese en Siberia “quizás tengas suerte y veas Madrid de blanco” --- Y es que normalmente los frentes fríos que entraban a la península venían del noreste, de allá por Rusia. Lo curiosos fué que ese invierno cayó nieve en Madrid, para ser precisos el día de navidad, la última navidad con nieve de la peseta, afortunadamente yo me encontraba en climas más templados cuando ocurrió.

El lugar donde estábamos no estaba muy lejos de donde vivía. Rentaba un pisito en la zona de Plaza de Castilla, para ser más exactos en la calle de Rafael Herrera, en el cuarto piso. Me gustaba la zona porque tenía fácil acceso al Paseo de la Castellana y también muy cerca del metro que usaba muy a menudo cuando me iba de marcha. Aunque cuando regresaba normalmente lo hacía en taxi, porque era muy barato cuando habían pelas.

Las cañas y las tapas seguían fluyendo, hasta que el frío arreció y alguien sugurió ir a otro bar. “ Vamos al Follarde!” – dijo Bocharán. --- Follarde? Que coño es eso? ---

Al final solamente fuímos Bocharán, Terijel, Ergo, Encarni, Bego y yo. El lugar estaba a unas calles de José Luis, había que subir unas escaleras donde al final había dos porteros trajeados y mamados y con auriculares pegados. Como veníamos de la oficina, nosotros también íbamos trajeados. El bar se llamaba Garralde o algo así. “y porque se llama Follarde?” se me ocurrió preguntar en voz alta cuando entrábamos al bar y dejába mi abrigo en el guardarropa --- Calla majo...que así le dicen al lugar pero no se llama así – pero porqué le dicen así? – ya verás ---

Era un bar muy elegante, todo alfombrado de rojo carmín, la barra del bar era enorme y estaba llena de espejos, había mesitas y muchos sillones todos de piel. La gente platicaba, fumaba, bailaba. Pero había algo diferente con la gente que estaba en el bar y no era el hecho de que todo mundo estuviera elegantemente vestido, como si se tratase de algún bodorrio o algo así, la diferencia era la edad de la gente, yo creo que el promedio de la edad de ese lugar serían los 45.

--- joder... pero seguro soy el más joven aquí... no sabía que así eran los asilos ¡ - jajaja.... joder Panta... mira tío... que aquí... seguro puedes levantarte a la tía que quieras – es cierto Panta... tu y la Bego seguro son los más codiciados de este lugar – por cierto Panta... contestando a tu pregunta de que porque el Garralde es mejor conocido como el Follarde... – joder... pero que ideas le meten a la cabeza a Panta... – es verdad... además aquí el tronco está saliendo con la tía esa pija... como se llama? – a la María.... – bueno...me van a decir porque se llama Follarde? Ó no?– joder Panta... le voy a contar a María, sabéis que es mi amiga no? – dejad a Panta en paz...- pues como te decía chaval... os habeís fijao la edad promedio de este lugar? – si... claro – bueno... las tías que veís aquí vienen a follar – jaja – en serio... la mayoría son o viudas o divorciadas - la Bego dice que no ha venido a eso – ni nosotros tampoco joder– pero Panta...le voy a decir a María a donde te han traído estos... – pero como sabes que vienen a follar? – tronco... este lugar es conocido porque las tías vienen a buscar lo que les hace falta – Panta... tenéis que conocer de todo --- A pesar de que la mayoría de las tías que estaban en el bar, estaban rucas, algunas tenían muy buenos cuerpos, se veía que muchas estaban buenonas de dietas y ejercicio y otras eran amigas del visturí.

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